Recuerdo vivamente la primera vez que subí a un avión. Madrid-Barcelona. Y recuerdo perfectamente, como si fuera ahora mismo, el momento del despegue. Solo pude pensar: imposible. Es imposible. Absolutamente imposible. Y sin embargo… subió, y subió, y subió. Nada hay imposible, amigo. Cada vez que despega un avión lo[…]
