Blog de Manuel Saravia

Temas a tratar cuando hablamos del paisaje

Decíamos, al estudiar las competencias municipales sobre esta materia, que bajo este epígrafe íbamos a tratar de la conservación de monumentos y espacios de interés protegidos. Pero también de las características del paisaje urbano y del paisaje rural, lo que nos lleva a hablar de una serie mucho más amplia de asuntos. Citémoslos ahora desordenadamente, ya que más adelante intentaremos agruparlos de manera más estructurada.

Habrá que hablar, por ejemplo, de arqueología (y aquí entran varios temas: el Soto de Medinilla, las excavaciones de la Antigua, la Villa del Prado, la posibilidad de visitar las bóvedas del Esgueva, pero también muchos más asuntos relacionados con el subsuelo de la ciudad). Igualmente habrá que hablar de los “parques forestales”, como el Cerro de las Contiendas, las intervenciones en Fuente el Sol, el Pinar de Antequera y el del Esparragal. Al estudiar el paisaje urbano existente hemos de comentar las actuaciones de rehabilitación (no con el enfoque de la vivienda, que lo trataremos en otro capítulo, sino con el de paisaje: los cuadros de colores de la Rondilla, para entendernos). Podemos tratar de la “inspección técnica de edificios”, la posible utilización del Registro de Inmuebles en venta forzosa o el eterno debate sobre las medianeras vistas (en este mismo mes se ha aprobado elevar las alturas del edificio del viejo Cine Coca por ese motivo). Y hay que tratar el tema de las ruinas. Tanto en un sentido (ruinas que se promueven) como en otro (ruinas que no se demuelen: caso del chalet abandonado de Parquesol).

Respecto a la conservación de restos históricos hemos de recordar las polémicas propuestas que se hicieron en el Atrio de la Catedral o los proyectos recientes sobre el Mercado del Val, porque son muy significativas. También hay que aludir a los edificios catalogados que se demolieron (como el de Panaderos), la (casi inexistente) conservación de los cuarteles de Farnesio, o el famoso ático de la plaza de Zorrilla (uno de los temas judiciales se refería precisamente a la catalogación). Igualmente hay que recordar la propuesta (de IU) de recuperación de los viejos “callejones de oficio” del entorno de la Plaza Mayor (como espacio público); o, de nuevo, volver a la recuperación, una vez más, de las Arcas Reales. También deberíamos analizar la relación entre monumentos y espacio urbano, que ha dado, y da, múltiples problemas: recordar, por ejemplo, la actuación en la parcela de Viva, delante de San Benito (expropiar para ver la iglesia desde lejos); o la polémica por las viviendas junto a la iglesia de Simancas. Y de forma parecida (no es lo mismo, pero se le parece), la polémica que se generó por la construcción de bloques de viviendas junto a la urbanización del Pinar de Antequera.

Por supuesto, trataremos aquí cuestiones de imagen general de la ciudad: las famosas propuestas sobre “construcciones emblemáticas”, el debate sobre los edificios altos. Y, como dominio de la imagen general, debe tratarse, una vez más, del monumento del Cerro de San Cristóbal. Y dentro de la imagen general, de la “morfología” urbana global, debería considerarse, en este capítulo, las cada vez más frecuentes propuestas de “ciudades de ciudades”: la Ciudad de la Justicia, la de la Comunicación, el Valladolid Arena (como elementos que se pretenden de gran potencia y condicionan decisivamente el espacio urbano). En este mismo sentido deberíamos analizar qué tipo de nueva ciudad estamos construyendo. Las propuestas de urbanizaciones “con golf”, la tipología generalizada del unifamiliar adosado, etc.

Pero también en este capítulo es donde hemos de considerar, en lugar central, el tema de los parques. Tanto los históricos, como el Campo Grande (hace bien poco se ha restaurado la Fuente de la Fama), como los que no lo son. El tratamiento de las riberas del Pisuerga, del Esgueva, de los canales (con sus dársenas y edificios asociados), los márgenes del Duero, las playas. Los corredores verdes y los huertos ecológicos. Definir una posición clara sobre el arbolado urbano, e incluso la protección de los árboles singulares de la ciudad (previamente catalogados). Y reiterar la defensa del proyecto de “anillo verde”.

La protección de los espacios naturales es un asunto crítico. Con la “descatalogación” de más de mil hectáreas que se llevó a cabo hace no mucho, hay que ver cómo se pueden proteger los suelos aún no ocupados y la biodiversidad de los espacios agrarios y pastizales de la zona Sur, o los ecosistemas de la zona Norte. Pero todo ello vinculado a la protección de suelos en los municipios del entorno (¿se acuerdan del Parque Medioambiental Milenarium, previsto en Laguna de Duero?). Por supuesto, todo esto enlaza con el tema de los senderos verdes, los corredores verdes y de ocio, el trazado del antiguo “Tren Burra”, las cañadas y las acequias. Y a otros algunos asuntos próximos, que se refieren a la conservación del Monte Blanco, propuestas para senderistas, la instalación de “Pingüinos” o la posible creación de un camping-caravaning.

(Imagen: Acceso desde la ciudad a Fuente el Sol. Foto: Pablo Elías, procedente de 20minutos.es)

 


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