Blog de Manuel Saravia

Racionalidad

La ciudad, hemos dicho en alguna ocasión, se resiste a la racionalización. Exalta a cada paso sus complejidades. Una densa presencia de instancias tecno-científicas, de campos de cultura, de política y de producción económica que interaccionan vivamente. Y como todo lo vivo, nunca es totalmente abordable.

Sin embargo, el extraordinario proyecto de la Ilustración dirigido a construir unas nuevas relaciones humanas confiando únicamente en la razón no ha dado los resultados esperados. Y ese (parcial) fracaso ha dado alas a los irracionalistas. Pero si se abandona la cultura de la razón el pensamiento progresista se traiciona a sí misma, pues la dignidad del ser humano consiste en exteriorizar sin tregua su condición de ser racional, y el proyecto de la modernidad en salvaguardar la dignidad de todos.

Pero para ello hace falta un cierto talante en el que se dé un tiempo para el pensamiento racionalista y otro para la razón poética. Apostar siempre por la razón, pero no “absolutista”, sino “cervantina”. Una razón capaz de sondear en lo oscuro, de rodearlo en tanto que razón práctica, hasta que devengan certezas locales, diversas y, en cierto modo y paradójicamente, inseguras.

Se trataría, en fin, de utilizar también para razonar el instrumental propio de los poetas: el avance por tanteo, la reflexión sin descanso, el acercamiento simultáneo al sentido y a la experiencia, la mirada configuradora, la ilusión de detener el tiempo, la acción intensiva…. una acción poética. Para la racionalidad, también la acción poética.


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