Blog de Manuel Saravia

Ciudadanía

Un par de notas sobre dos de los ciudadanos más famosos. El Ciudadano Kane lo tuvo todo y murió colgado de una palabra: Rosebud. Su enigmático significado es el recurso que estructura la película de Welles. Al parecer se trataba de un juguete (un trineo en la nieve). Nunca es posible acceder a los sentimientos más profundos de una persona. Pero el melodrama de Ciudadano Kane (amistades traicionadas, amantes fugaces, infelicidad) se entremezcla con “una fábula moral” (Massanet) sobre el poder de la prensa, la hipocresía política, la ambición despiadada de los bancos o la riqueza. En una de las frases más memorables de la película uno de sus amigos, Bernstein, ilustraba (con optimismo, no cabe duda) su estilo de vida afirmando que “no es tan difícil hacer dinero cuando sólo hacer dinero es lo que se pretende”. La derrota y soledad del final de su vida, cuando solo le quedaba la infancia, denuncia lo que ya solo era “un simulacro, un caos de apariencias” (Borges).

El ciudadano Kant no salió jamás de Könninsberg (nunca vio el mar ni las montañas), pero fue ciudadano del mundo y sostuvo el ideal de una ciudadanía cosmopolita. Murió enfermo de Alzheimer, al cuidado de su hermana y su grupo de amigos. Defendió un mundo en el que “todas las personas se sepan y sientan tratadas como ciudadanas”. Que precisa “reformar las instituciones internacionales”. Pero que también, como señala Adela Cortina en Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía, exige “educar en el cosmopolitismo”. No ya en la educación formal, sino también (y sobre todo) en la no formal, como la familia, los medios de comunicación y el ambiente social. A ser ciudadano se aprende, y a degustar los valores de la ciudadanía “como se degusta un café o se paladea un buen vino”. Porque constituyen “nuestro mejor tesoro”.

Veamos. ¿Hacia dónde apunta nuestro Ayuntamiento? ¿Hacia dónde dirige la Concejalía de Cultura sus esfuerzos de “educación no formal”? ¿Intenta forjar, en la medida de sus posibilidades, una ciudadanía cosmopolita, propia de “una suerte de república ética universal”? ¿Alguien lo sabe?


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