1. Se está desarrollando en torno a Valladolid un enorme y desordenado tejido de líneas eléctricas que puede afectar negativamente al paisaje y otros valores protegidos. Están en marcha un buen número de proyectos de tendidos de evacuación sin que se cuente ni siquiera con un plano de conjunto en el que puedan verse sus afecciones de manera agregada. Son proyectos que se tramitan por la Junta de Castilla y León o por el Gobierno, en función de su tamaño. Pero insisto: desagregadamente. Hay tres zonas del entorno de la ciudad especialmente afectadas: la zona noroeste, la zona este y el enclave de Navabuena. Además de afectar, obviamente, a varios términos municipales del entorno (Renedo, Fuensaldaña, Villanubla, Mucientes, Santovenia, Laguna, Tudela, Boecillo, Aldeamayor).
2. El primer conflicto es el paisajístico. Pues se plantea que esas nuevas líneas discurran sobre torres de 55 m, en tendidos aéreos que se van concentrando en las subestaciones (especialmente en la de Renedo, junto a la ronda exterior este de Valladolid). Muchas voces reclaman el soterramiento de las líneas, pero al ser más costoso, suele rechazarse por los promotores. Pero además de la afección a las vistas debe contarse también con otras protecciones que se ven perjudicadas: suelos protegidos como patrimonio natural o cultural (Canal de Castilla), suelos con protección agropecuaria y otros ámbitos protegidos.
3. En los últimos meses puede decirse que este tipo de propuestas constituye casi una avalancha. Uno de los últimos informes emitidos por el Servicio de Planeamiento del Ayuntamiento de Valladolid se ha firmado casi ayer mismo, el pasado 28 de junio. Pero hace solo unas pocas semanas se presentó una alegación a las infraestructuras de evacuación de dos nuevas plantas (Valle 1 y Valle 2), de 108,9 MW de potencia instalada cada una, cuyo despliegue de líneas de alta tensión para la evacuación de la energía hasta los puntos de acceso a la red general afectan a 86 parcelas catastrales del término de Valladolid.
4. Lo más significativo del informe de alegaciones que ha presentado el Ayuntamiento de Valladolid tiene que ver con el supuesto interés público de la propuesta, sobre el que se manifiestan grandes dudas. Pues “la instalación resulta redundante con varias líneas de transporte existentes o planificadas en el ámbito de intervención”; tampoco “se aprecia justificación para escoger una ubicación para las plantas a decenas de kilómetros de los puntos de acceso”. Además, deben aportarse datos reales “de las emisiones realmente evitadas”, y no “suposiciones”. No consta que el proyecto “suponga la mejor alternativa posible (…) frente a otras más eficientes: mayor capacidad de reducir emisiones, menor impacto ambiental y menos afecciones urbanísticas”. Y, por último, no se ajusta al corredor de infraestructuras previsto en el nuevo PGOU de Valladolid en la zona este: si se implantase sobre él estaría acorde con la estructura urbana. En definitiva: “la instalación pretendida resulta incompatible” con la normativa de aplicación y ciertos ámbitos de protección. Lo dicho: hay que actuar para ordenar esta oleada de nuevas líneas.
(Imagen del encabezamiento: la subestación de Renedo, procedente de El Día de Valladolid, 2012).