Blog de Manuel Saravia

Un amigo de Bertolt Brecht trabaja en “Gente”

Pues sí que empezamos bien. Hoy sábado me dicen que ayer, viernes, el periódico “Gente” publicaba esta bonita noticia: “Se ha visto a Alfonso Sánchez y Manuel Saravia, ambos de Izquierda Unida, hacer un buen número de fotocopias en la fotocopiadora del Ayuntamiento para posteriormente repartir en una concentración ciudadana. Lo curioso es que Manuel Saravia aún no es concejal [así, en negrita, que mola más] por lo que no puede hacer uso del material municipal”. Estaba dentro de una seccioncilla denominada “Valladolid confidencial” y no lleva firma alguna. Está curioso eso de que pongan “lo curioso”. ¿No es curioso? Precioso todo.

Como decía, empezamos bien. Vamos a ver. Como me consta que en el mundo hay mucho cabrón (se dice cabrón, ¿no?), desde el primer momento me he cuidado de no cargar ni una sola fotocopia que hago para IU a ninguna administración ni a ninguna otra persona, animal o cosa, no vaya a ser que alguien me lo eche en cara. Puede dar fe el responsable de las fotocopias de la Escuela de Arquitectura o los trabajadores de la reprografía Videotel (en la calle Marina Escobar), los dos únicos sitios donde hago fotocopias. Nada, no he cargado ni un eurico. Pero da igual: me lo han echado en cara, aun siendo una mentira absoluta.

Sigo. El pasado jueves estuve con Alfonso Sánchez, a las 14 h., en su despacho del Ayuntamiento para estudiar el expediente del Valladolid Arena. Decidimos hacer unas fotocopias de un fragmento, para estudiarlo en detalle. Salimos al pasillo, que es donde está la máquina, al lado de la Alcaldía. Serían unas 40 fotocopias, calculo yo (efectivamente, un buen número de fotocopias: 40). Yo no hice ni una sola de esas fotocopias. Lo siento, anónimo denunciante, pero no las hice yo. De hecho no sé manejar la máquina (puedo demostrarlo, señor juez). La única persona que pasó por allí mientras estábamos “en el acto” fue Ignacio Miranda, jefe de Prensa de la Alcaldía. Únicamente pasó él, aunque no quiero acusarle de nada (Dios me libre de acusar sin pruebas, también nos podían estar observando desde alguna mirilla detrás de alguna puerta, por ejemplo).

Continúo. Las fotocopias eran del expediente del Valladolid Arena. Y no se repartieron en ninguna “concentración ciudadana” (¿en qué concentración podríamos haber repartido fotocopias del Valladolid Arena?). Y efectivamente, no soy concejal (qué superlisto es el periodista confidencial que ha redactado la denuncia anónima). Pero no he hecho ninguna fotocopia. Ni una sola, señor juez.

Sigo. ¿Cómo es posible que un periódico publique semejante idiotez sin la menor comprobación de nada? ¿No se dan cuenta de que hacer eso es sencillamente una putada? ¿Qué tal si ahora les digo yo cualquier cosa de cualquier persona? ¿Lo van a publicar, sin más? ¿No ven que va contra los principios más elementales de la ética periodística? ¿No les da vergüenza? ¿No tienen un mínimo pundonor profesional? ¿Para qué les vale hacer esa columnita “confidencial” de acusaciones anónimas?

Acabo. Nuestro querido Alcalde nos recordaba hace unos días, a propósito de unas declaraciones de Leire Pajín, una frase “erróneamente atribuida” a Bertolt Brecht que criticaba las denuncias anónimas. «Aquí empezamos por denunciar a los fumadores», dijo el señor León. Y yo (que ni siquiera fumo) añado: Aquí empezamos por denunciar anónima y “confidencialmente” a los candidatos de otros grupos. ¿No les parece un poquito sucio? En fin, que se han lucido: el denunciante, por cabrón (la palabra técnica es cabrón, ¿no?); y el periódico, por… (ponga el lector el adjetivo que le resulte más adecuado; a mí se me ocurren varios).

(Nota: la imagen que encabeza este post procede de http://copicentrocr.com/fotocopias.html. Efectivamente, la he publicado sin permiso: pueden denunciarme también por esto, amigos de Gente).

 


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