Acabo de leer el artículo que publicó ayer El Diario de Valladolid-El Mundo, firmado por Manuel Tuero. Y estoy francamente hundido: Tuero no me quiere. Me dice “querido Manolo”, pero es evidente que le parezco fatal. Veamos:
1. Mi “ideal de ser y estar” es “una fidelidad de ideas inmutables (…). Algo así como si hubiese sido receptor de una revelación religiosa”. Él es quien valora en su artículo “una visión católica de la vida”, pero al parecer soy yo quien ha tenido una revelación divina. Raro, ¿no?
2. Mi “concepción de la política” corresponde a una “visión de lo puro y de lo limpio que debe ser preservado de cualquier contacto con la realidad adulterada”. Una concepción “basada en construcciones dogmáticas que limitan la libertad humana”. Queremos “imponer casi sin exponerlo” nuestro proyecto. Y además no entendemos “a las personas y a sus sentimientos”. Realmente no sé por qué dice todo eso, en qué se basa. Pero tendrá sus razones. Yo no sabía que trato de limitar la libertad, que no entiendo los sentimientos de las personas y que no me gusta el contacto con “la realidad adulterada”. Soy horrible, sin duda.
3. Frente a los monárquicos y católicos, mi “puritanismo de izquierda” va acompañado de “una visión laico-pecaminosa del placer y la materia”. Aquí estoy un poco perplejo. Me da la impresión de que lo que dice es malo, pero la verdad es que eso de la “visión laico-pecaminosa del placer” no suena tan mal.
4. Prefiere “un caballero que habla y opina y ladra con estilo” (se refiere a León de la Riva) a quienes aplicamos “las modernas técnicas de destrucción de personas que son tus adversarios políticos”. No sé qué decir: guau.
5. Sólo hablo, según dice (porque si no se refiere a mí, realmente no sé a qué viene) “de vaguedades especializadas de una administración tecnocrática, mediocre y tontorrona”. ¿Tontorrona, cuando estamos aplicando “construcciones dogmáticas” para “limitar la libertad humana”? Hombre, no. Perversa, malévola. Pero tontorrona no.
6. Hablo con “prejuicios ursulinos”. Esto duele, Tuero. Créeme que duele mucho. Ursulinos. Todavía si fuesen «jesuítas», pase. Pero ursulinos…
En fin. Que estoy deprimido, Manuel Tuero. Necesito tu ayuda para orientarme hacia la libertad, la pasión y la realidad de la vida. Necesito tus consejos para aprender “a ser humilde y parecer soberbio”.
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