Blog de Manuel Saravia

Tres sentencias vergonzosas

No sé. Siempre tengo la esperanza de poder comprender las decisiones judiciales. Quizá no compartirlas (es lógico, me digo, hay que interpretar las leyes, no es algo tan directo), pero sí entenderlas. Poder creer que en ellas hay un fondo, un sentimiento básico de justicia que se vea claro. Que en ellas se defienden los principios básicos. Comprensibles por todos. Pues lo siento: acabo de leer tres sentencias que me parecen tan vergonzosas, tan indignas, que no puedo pensar que vengan avaladas por ningún propósito de justicia de los jueces que las han dictado. ¿Dónde estamos?

1. El magistrado ponente del recurso de Vox propone al Constitucional declarar ilegal el primer estado de alarma. Pedro González-Trevijano, ponente del Constitucional (nada menos), ha propuesto declarar inconstitucional el decreto y sus prórrogas, por el que estuvimos (entre centenares de muertos diarios) confinados en nuestros domicilios desde el 14 de marzo de 2020. A morir todos. El magistrado considera que el encierro domiciliario solo habría tenido amparo en un estado de excepción, “tal y como alegaba el partido de Santiago Abascal”. Genial. Novios de la muerte, como debe ser.

2. El Tribunal de Justicia de Madrid archiva la querella de la Fiscalía contra Rocío Monasterio (denunciada por haber falsificado el visado para tramitar proyectos) porque se trata de una falsedad tan burda y grosera, un engaño «tan perceptible a simple vista sin necesidad de pericia, que resulta incapaz de inducir a error alguno”. Aleluya. Si además de delincuente eres un inmenso chapuza (como la diputada de Vox), no hay delito.

3. La Audiencia Provincial de Madrid ha desestimado el recurso de la Fiscalía por el cartel de Vox sobre los menores migrantes. Al parecer se trataba solo de un “eslogan electoral”, y entonces vale todo. Como si fuese un juego. Para las elecciones, mintamos sin pausa. Da igual que no sea cierto (ni de lejos) lo que se dice en aquel cartel. Porque los menores extranjeros “representan un evidente problema social y político”. Como los plásticos del océano o la obesidad infantil. Estamos rodeados de “problemas sociales y políticos”. Y por lo tanto, se acabaron los derechos humanos y el tratamiento digno de cualquier persona por haber nacido (sí, qué le vamos a hacer: los derechos se tienen por haber nacido. En Madagascar o en Villanubla, así son las cosas, aunque a algunos jueces les cueste entenderlo).

En resumen: Vox, con sus proclamas neofascistas, ha impregnado las resoluciones de los jueces. De muchos jueces. Que prefieren ponerse del lado de los discursos violentos y del odio antes que de la defensa de los derechos humanos. O sencillamente, de la justicia. Lo siento: yo lo veo así.

(Imagen: el cartel citado, en una imagen de elpais.com).

 

 


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