Blog de Manuel Saravia

Socialismo

Hay dos textos recientes y vigorosos que alimentan el debate sobre el socialismo. Uno de Ranciére, otro de Piketty (dos autores franceses: cielos!).

Nos quedamos, en primer lugar, con las definiciones de Jacques Ranciére, en “¿Qué es el socialismo?”. Podemos decir –apunta, en primer lugar- “que la idea del socialismo es la de un mundo que no tiene por principio organizador el interés privado”. Y también, “que es la idea de un mundo que no está estructurado por el principio de la búsqueda del máximo beneficio para el capital”. O sea, “que los bienes comunes necesarios a todo el mundo para la vida son en la mayor medida posible propiedad de la comunidad y su régimen de uso está en función del interés de la mayoría. Es un mundo en el que el agua, la tierra, los medios de producción, la educación, la salud, los transportes o las comunicaciones están al máximo nivel posible al servicio de la mayoría”. Qué sencillez, ¿no? Continúa: “que aquello que es común sea gestionado en la medida de lo posible de acuerdo con formas que sean las formas de ejercicio de un poder de cualquiera o de un poder de la mayoría”. Aquello a lo que podemos llamar socialismo “es ese doble aspecto de propiedad común de aquello que concierne a la mayoría, y de participación de la mayoría en la gestión de esa propiedad común”. Y también dice, por cierto, que “socialista” es igualmente “el nombre genérico de aquellos que bajo formas diversas no han dejado de traicionar lo que la idea de socialismo contenía”.

Y ahora vamos con Thomas Piketty, y su impactante libro titulado El capital en el siglo XXI. Un texto centrado en la desigualdad económica en Europa y Estados Unidos que Krugman han considerado como la mejor obra de economía del año. Con una aportación descomunal y minuciosa de datos, su tesis central es que el capitalismo de libre mercado, cuando no interviene el Estado para redistribuir la riqueza, produce oligarquías antidemocráticas y enormes desigualdades. Y señala que, desde siempre, pero más aún en los últimos años, el rendimiento del capital ha sido mayor que el crecimiento de la economía (que la tasa de retorno del capital siempre supera a la tasa de crecimiento de la renta), y que, en consecuencia, quienes disponían inicialmente de ese capital (inmuebles, herencias, patrimonio) se benefician más del crecimiento que quienes dependen de su trabajo.

Entre sus propuestas, obviamente, vuelve a hablar de los impuestos. Piketty ha criticado las políticas durante la crisis de algunos países como Grecia y España, donde más ha crecido la desigualdad, “especialmente entre el 10% de los hogares con ingresos más bajos”. Y la contrasta con la de otros países, como Polonia o Chile, “que han logrado que las rentas disponibles de sus ciudadanos más pobres aumenten en esos años de crisis y que lo hagan incluso más que las del 10% más rico”. Y recuerda que “los gobiernos son responsables de sus decisiones y de las consecuencias de sus políticas”. Ha sido criticado desde la izquierda y desde la derecha, pero nadie le discute el mérito de haber logrado poner el foco, tanto de la prensa como de muchos economistas relevantes, sobre la “escandalosa desigualdad de nuestros días”.


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