Blog de Manuel Saravia

¿Qué rumor de orquesta nos atrae?

Sobre los significados poéticos del andar, pocos textos más atractivos, intensos, seductores que el ya viejo de José Antonio Millán, titulado “Caminante de un paisaje inmenso” (Archipiélago, 1994). Se ha citado muchísimas veces. Es tan bueno…

Pero hoy, que se ha presentado una propuesta de Valladolid Toma la Palabra (María Sánchez) sobre peatonalizaciones en la ciudad, recorridos peatonales, ámbitos del andar tranquilo… también es lícito recordar otra obra (escultórica, no literaria) que ensalza el tránsito, la marcha: El hombre que camina, de Alberto Giacometti. Aunque no se hable ahora tanto de su vertiente artística como por lo que también puede sugerir sobre el sentido del caminar. (Y, por cierto, el motivo sobre el que el escultor trabajó toda su vida arrancó originariamente como mujer que camina, en 1932).

Y para ello puede comentarse el librito de Franck Maubert, dedicado monográficamente a esa pieza (El hombre que camina, Acantilado, 2018). Que incluye este capítulo: “Caminar es ser”. Saquemos algunas frases.

“Es preciso amar el mundo para recorrerlo, sentirse colmado por lo que se recorre, avanzar y saber detenerse para apreciar lo que uno ve, y reanudar la marcha. Seguir avanzando siempre”.

“Una vez nacemos, no nos queda más remedio que avanzar, encontrar el punto hacia el que dirigir la mirada, un horizonte hacia el que encaminar nuestros pasos. Abandonar nuestro hogar, nuestras raíces, olvidar la angustia que nos acucia. Caminar es una liberación”.

“Desafiar la gravedad sin dejar de someternos a ella”.

Porque “Caminar es existir, es pensar”. Y escribió Nietzsche: “Los grandes pensamientos solo se nos ocurren caminando”. Es más: “Sólo los pensamientos que se nos ocurren caminando valen algo”.

“En cada paso hay esperanza, una sensación de libertad”. Para los caminantes, “el mundo se abre a nosotros como a nadie (…). El individuo como soledad colectiva”.

Sobre el mismo Giacometti: “Sin duda, el caminante es él”, que decide “concentrarse en lo que es propio del hombre: estar de pie, caminar moviendo las dos piernas una tras otra”.

Y por último: “El hombre viene a la tierra a su pesar. No hay que olvidarlo. El nacimiento se nos escapa y el hombre camina como un fugitivo. ¿Qué voz lo guía? ¿Qué rumor de orquesta nos atrae?”. Creo que lo sabemos.

(Imagen del encabezamiento: Giacometti fotografiado por Cartier-Bresson en un día de lluvia en París, 1961. Imagen publicadísima, tomada aquí de julianvalle.blogspot.com).

 


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