Ahora que estamos debatiendo sobre el Reglamento Orgánico del Ayuntamiento de Valladolid puede venir bien recoger la experiencia de algunos precedentes. Por ejemplo (para qué vamos a andarnos con bobadas), del “código de conducta” aprobado el 6 de junio de 1789 en la Asamblea Constituyente francesa. Magnífico, sin duda (magnifique, evidentemente).
Abogaba por que los 600 miembros debatiesen tranquilos, en una actitud sobria, solemne, sin arrebatos de grupo. “Los miembros de la asamblea permanecerían en silencio y no cambiarían de escaño. Bajo ningún concepto se permitirían los aplausos o cualquier otra muestra de aprobación. Quedaban prohibidos los insultos y las exhibiciones de carácter individual, así como cualquier explosión de risa”. Unos sosos. Porque se desconfiaba de las reuniones alegres. Y de hecho se nombraron cuatro censores, “seleccionados para hacer respetar el código de conducta interno”, que “se colocaron en cada esquina de la sala”.
Lo dicho. Había que ser serio. Pero solo a los dos días de aprobarse ese reglamento la Asamblea se vio sacudida por el primer ataque de risa generalizada. Y en esos casos los oradores se empezaron a criticar mutuamente por “hacer el ganso”. Por ejemplo: “Me pregunto si hemos sido convocados aquí para un concurso de epigramas, y si la tribuna es un escenario”. Muy bien, Sr. Lavie. La verdad es que, a la vista de algunas anécdotas, hay que decir que la mayoría de los parlamentarios eran bastante graciosos.
Visto lo cual, y salvando las distancias, hemos de agradecer a algunos de los nuevos/viejos concejales del PP en el Ayuntamiento de Valladolid sus aportaciones en el pleno de finales de julio. Ojalá que sea el principio de un nuevo estilo alegre y confiado. Pues tal parece que estamos en la Asamblea de París. Sin mucho éxito en cuanto a hacer reír, eso también es verdad. Pero hay que agradecer el empeño. Por ejemplo, al referirse al patio del colegio (qué añoranzas). O a los bonitos calendarios de los bomberos. Pero sobre todo al entrañable recuerdo del anuncio de Campofrío (cuántos humoristas hay allí). La verdad es que, después de todo, la pregunta está en el aire: ¿quién haría de Gila? Ahí lo dejo.
(La imagen no es del Ayuntamiento de Valladolid. Sino de la Asamblea constitucional francesa de 1789. Procede de https://www.lepoint.fr/culture/11-septembre-1789-et-le-clivage-droite-gauche-fut-11-09-2017-2156063_3.php).
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