Blog de Manuel Saravia

Pequeño pueblo en armas contra la soledad

El libro de Benjamín Prado, de título más que sugerente: Siete maneras de decir manzana (Madrid, 2000), se inicia con una cita deslumbrante de Javier Egea: “Y me mantengo firme gracias a ti, poesía, / pequeño pueblo en armas contra la soledad”. Un libro ya crecido (tiene 22 años), pero que conserva la frescura de la más joven juventud. Pretende explicar lo que es, y cómo se construye, la poesía. Con sencillez, nada sublime. Es “un género literario como cualquier otro”. Y quiere ayudar, simplemente, a que el dardo “no caiga fuera de la diana”.

Me permito recoger (es casi San Mateo, el día que fue festivo por excelencia en Valladolid, descabalgado recientemente: y en la fiesta todo está permitido) una breve serie de frases y citas del libro, para aludir, precisamente, a ese mismo pueblo en armas que reconocía, tranquilamente, lo que ya sabemos todos: que “la belleza es revolucionaria, lo mismo que el amor”. Por eso “a veces me pregunto / cómo será sin ti mi poesía” (Gil de Biedma). Esa poesía que solo consiste en: “Las mejores palabras, en el mejor orden” (Cernuda). “Palabras ordenadas musicalmente”. Porque “la poesía se aja y se marchita cuando se aleja demasiado de la música” (Ezra Pound). Esa música específica de cada autor: Y así (vamos a lo fácil) “La guitarra es un pozo / con viento en vez de agua”, que decía Gerardo Diego.

Al otro lado del espejo. Las metáforas son necesarias “para pasar al otro lado, para distinguir esa mitad perdida” (Paz) de las personas. Con todo. Porque “quien imagina un árbol está obligado a imaginar un cielo o un fondo para verlo erguirse contra él” (Valéry). Como todos. “Como el mendigo cuya vida consiste en vender el hueco de su mano” (Rilke). Para reflejar la época a la que se pertenece, “pero no reflejarla como un espejo -dice Tsvietáieva-, sino como un escudo”. “Escribiendo desde tierra adentro (…) sin levantar la voz” (Machado), porque “un poeta es un arquitecto” (Guillén), que ha de dibujar para cada construcción un plano. Dejando así su voz al pueblo, como un arma. Porque “Toda persona es menos importante que lo más hermoso que haya hecho” (Valéry, de nuevo).

(Imagen: Guitarra de Sáinz-Villegas, interpretando el “Capricho árabe” de Tárrega, procedente de youtube.com)


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