Reunión con la Asociación de Vecinos de la Ribera de Curtidores
Ayer, martes 24 de agosto de 2010, nos reunimos con la Asociación de Vecinos “Ribera de Curtidores”, para comentar la situación actual de la ciudad, y concretamente de su barrio. Tanto su presidente, Antonio Presa, el tesorero, Miguel Cornejo, y vecinos de la zona como Pablo Gerbolés, volvieron a insistir en los análisis y planteamientos que vienen ya desarrollando desde hace tiempo. La asociación, que nació en 1983, “para luchar contra los efectos negativos de `la marcha´ de Paco Suárez”, se fue abriendo a otros muchos ámbitos de trabajo, y cuenta hoy con una larga trayectoria de actuaciones muy diversas en defensa de la vida urbana del barrio.
Entre los éxitos más relevantes de la asociación hay que citar, en primer lugar, la recuperación de la normalidad en la zona de “El Cuadro” (seis delegados de gobierno después), el “adecentamiento” de las riberas del Pisuerga, el nuevo “carril bus” en el Paseo de Zorrilla o el ensanche de las aceras en Tenerías y otras zonas, entre muchas otras actuaciones de menor entidad. Pero también cuentan con algunas batallas perdidas. O al menos pendientes. Una, relacionada con la reforma de la parcela del Hospital Militar, donde creen que podrían haberse instalado otros servicios sociales necesarios para el barrio. Se ha conseguido la dignificación del centro de indomiciliados, por ejemplo; pero no el alojamiento de diversos servicios que se vienen planteando desde hace tiempo (centro de día, centro de atención social, etc.). Y también todo lo que ha tenido que ver con la reforma del antiguo colegio Emilio Alarcos. El cerramiento de la plaza Valdivia, que se hizo para que los alumnos del colegio tuviesen un patio del que carecían, se ha perpetuado por la Junta de CyL para un aparcamiento privativo de sus funcionarios (aparte de no haber atendido otras demandas de la asociación).
La Asociación ha estado en todos estos años muy pendiente de la actividad pública y privada sobre la zona. Los escritos, alegaciones y declaraciones han sido muy numerosos; y se han publicado boletines con cierta asiduidad. Ante todo se lleva un pormenorizado cuidado de las transformaciones y mantenimiento. Las propuestas actuales, vigentes, se refieren al carril bici en García Morato y Paseo de Zorrilla, así como su propuesta en Filipinos; la señalización efectiva de las terrazas, el ajuste de varios pasos de peatones, el mantenimiento de los bordillos, control de banderolas inadecuadas, corrección de la mediana de San Ildefonso o de las rampas en Camilo Calleja, la atención por los estrangulamientos en los recorridos peatonales del puente del Cubo o de la antigua zona de Noche y Día, las vallas en Gregorio Fernández, la argumentada oposición al aparcamiento del Paseo de Zorrilla, los alcorques que se han quedado sin árbol o que denotan mala conservación, algunos rebajes de bordillo que incumplen la normativa, el reforzamiento del giro de vehículos de Zorrilla a San Ildefonso, el deterioro de la red de alcantarillado (esos charcos), la señalización horizontal de la “zona verde”, y otros más.
En sus boletines leemos, además, otras actuaciones de estos años. Como la referida a los accesos de la Casa del Barco, el cuidado de algunas choperas, los problemas con las palomas, los contenedores, los horarios de los establecimientos hosteleros, las baldosas partidas, la sección de la calle Juan de Juni (donde se trabajó fuertemente), la publicación de un boletín especial sobre residuos, atención al ruido, al vandalismo y la violencia urbana, los trabajos del Consejo de salud, e incluso la preocupación por algunas actuaciones que quedan fuera de su ámbito de actuación (aunque cercanas, o directamente relacionadas), como las “ecoterrazas” de Recoletos, el aparcamiento del nuevo hospital o el túnel de la Avenida de Salamanca.
Las propuestas en que siguen insistiendo como prioritarias son tres. Una, la creación de un Ceas más próximo a la gente del barrio (que cuenta con un porcentaje de población mayor bastante elevado), ya que actualmente tienen que trasladarse hasta San Agustín (2 km de distancia desde Magallanes, que para la mayoría son excesivos), y la atención, en general, a ese grupo poblacional. (Un despacho público, por cierto, que podía ocupar alguno de los locales hoy cerrados en el viejo “Cuadro”, tal como propuso Alfonso Sánchez). La segunda, la recuperación, ya comentada, de la plaza Valdivia, y el uso de parte de las instalaciones actualmente ocupadas por la Junta. Y la tercera, la solución de la ocupación (desde hace cuatro o cinco décadas) de parte de las riberas (una pequeña isla en el Pisuerga) con el “aula de gratuitos” del Colegio de Lourdes.
(Imagen: Primer tramo del Paseo de Zorrilla, en julio de 2010. Foto: MS).
2 comentarios