Notas para una política de juventud
Habíamos planteado, tentativamente, cuatro ámbitos de la política de juventud (números 6 a 9 de las políticas sociales): Espacio Joven; Trabajo joven; Vivienda y transporte joven; y Programas de ocio nocturno. Después de analizar más despacio los contenidos, creo que hay que reconsiderarlo. Pero comencemos, como en otras ocasiones, por recordar las competencias que tiene el Ayuntamiento de Valladolid en esta materia. Se recogen en el artículo 10 de la Ley 11/2002 de Juventud de Castilla y León; y no son pequeñas: crear las unidades administrativas necesarias; establecer medidas a favor de los jóvenes; desarrollar líneas de promoción juvenil; garantizar y fomentar la participación de los jóvenes y aprobar los correspondientes planes de Juventud. No son pequeñas, pero sí un tanto genéricas, podríamos decir (“establecer medidas a favor de los jóvenes”, es como una broma).
En ese contexto, el Ayuntamiento cuenta en la actualidad con un servicio, un plan y un equipamiento específico (aparte de otros recursos menos significativos). Un servicio: el Centro de Programas Juveniles, cuyo objetivo es “atender las necesidades formativas, informativas y de ocio de los jóvenes” (en 2008 contó con un presupuesto de 836.600 euros y tres personas en plantilla). Un Plan: el II Plan Municipal de Juventud de la Ciudad de Valladolid 2009-2011. Y un equipamiento: el Espacio Joven del Centro Integrado del Matadero. También participa en la gestión del Albergue del Callejón de la Alcoholera, y sostiene los programas de ocio de fin de semana Vallanoche (cofinanciado por el Plan Nacional sobre Drogas, se desarrolla en centros cívicos, polideportivos o plazas urbanas) y Oh!Cio (en “el medio natural”). El Espacio Joven se define como un servicio para facilitar el desarrollo de actividades juveniles de la ciudad en general y del barrio en particular. “También somos un punto de encuentro y reunión de los diferentes colectivos de jóvenes de Valladolid”. Ofrecen acceso gratuito a internet, estudio de grabación, sala de exposiciones, salas de reuniones, auditorio para conciertos, teatro, ensayar música, bailar, centro de información juvenil y otros.
Caracterización de la juventud vallisoletana
Contamos con un trabajo interesante que estudia a la juventud vallisoletana: el texto de Gerardo Álvarez titulado Los jóvenes de Valladolid 2006 (editado por el propio Ayuntamiento, y referido a la población que contaba entre 14 y 30 años en la fecha del estudio: más de 70.000 personas, el 22% de la población de la ciudad). Nos interesa destacar lo siguiente. En primer lugar, que de ese colectivo trabajan el 51,5% y estudian el 48,6%. No estudian ni trabajan el 14,2% (una parte estudia y trabaja; y la mayoría de los que ni estudian ni trabajan están buscando trabajo). De los que estudian, 8 de cada 10 pretenden una titulación superior. De los que trabajan, la media de edad de acceso al primer empleo es de 19 años. De sus condiciones laborales hay que destacar que sigue predominando la precariedad, y se mantiene escasa la relación con la formación. El sueldo medio mensual era, en 2006, de 843 euros (953 en el caso de los chicos y 716 en el de las chicas; en todos los datos del estudio hay siempre un sesgo bien marcado en perjuicio de las mujeres).
Sólo el 15% de los jóvenes vallisoletanos tiene autonomía económica (vive de sus ingresos). El resto necesita ayuda externa (generalmente, la familia). Son totalmente dependientes el 38%, y semidependientes el 47%. Como consecuencia, el 84% de los jóvenes siguen dependiendo de sus padres. En el grupo de los 27 a los 30 años todavía sigue viviendo con su familia de origen el 67%. Su principal deseo es el de emanciparse. De media disponen de unos 50 euros semanales para el ocio. Plantean gran variedad de pautas de ocio que les interesa: viajar, hacer deporte, excursión, teatro (sí: sorprendentemente teatro), conciertos, etc., así como tocar un instrumento musical. La juventud prefiere actividades que implican relación social y las que se desarrollan en espacios públicos, frente a las de tipo individual o que realizan en casa, así como las inespecíficas frente a las específicas. Hay, por tanto, un importante desajuste entre deseo y realidad.
La participación asociativa es muy reducida: sólo el 21% pertenece a alguna asociación. En general, las relaciones con los padres son excelentes. Alta valoración de la amistad. Sólo el 18% tiene experiencia de convivencia estable en pareja. El 48% tiene pareja, o relación afectiva estable. Consume alcohol el 82% de los jóvenes de la ciudad. “De una manera general, la juventud se siente bastante feliz”. El 25% no está preocupado por ningún problema. Lo que les hace más felices son las relaciones interpersonales, y luego, a mucha distancia, el trabajo.
Valores. Perciben como más importante lo relacionado con la familia y los amigos. A gran distancia, los valores vitales (la salud, estar bien, la felicidad, el bienestar). Luego los valores instrumentales (ocupación, dinero, vivienda, independencia económica); y posteriormente, aunque de forma muy reducida, los valores éticos o de responsabilidad (justicia, ecología, compromiso social y político). Finalmente, los valores lúdicos (disfrutar del tiempo libre, pasarlo bien). Deseos insatisfechos: no son tanto objetos, cosas o actividades, sino autonomía personal (medios económicos que les permitan emanciparse). Su deseo prioritario es tener una casa e independencia económica.
El 75% se sienten identificados con el sistema democrático. Más de las dos terceras partes considera que el diálogo y el consenso es la forma de solucionar los conflictos y que el pluralismo es una fuente de enriquecimiento. Valoran el matrimonio homosexual, la despenalización de la eutanasia y el aborto. Pero se oponen al consumo de drogas blandas y están a favor de que se pongan límites a la inmigración. Frente a los gitanos, aunque la mayoría los aceptaría como vecinos (el 59%), el nivel de rechazo también es elevado. Por último, es alto el sentimiento localista. Sólo estarían dispuestos a irse de aquí por motivos económicos.
Posiciones políticas de los partidos
Por un lado hemos de considerar la Ley de Juventud como expresiva de la posición del Partido Popular, que la ha elaborado y aprobado. Y más claro aún, el propio II Plan Municipal de Juventud. Sin embargo, en ambos casos resulta sintomático que las principales acciones previstas no se refieren específicamente a problemas sociales de los jóvenes, sino a cuestiones de otras áreas. ¿Hay una política social específica de juventud? Pues como tal, parece que no. El mismo Plan dispone, como decimos, objetivos prioritarios de vivienda (que gestiona Viva), empleo y formación (que lleva el Instituto de Empleo), creación de empresas (del Área de Planificación), participación, etc. Podría decirse que lo más característico parece ser una serie de actividades culturales que se desarrollan al margen de la Concejalía de Cultura. Es llamativo (para ver los temas que se consideran críticos) recordar cuáles fueron las mesas que se plantearon para elaborar el Plan de Juventud: Mesa de información juvenil, Mesa de empleo y vivienda, Mesa de participación y asociacionismo, Mesa de formación ocio y tiempo libre y Mesa de creatividad e innovación (para los artistas).
Pero esa es una tónica bastante general, por lo que he podido ver. Aunque aquí los matices no sólo son importantes, sino que pueden llegar a ser decisivos. Gaspar Llamazares, al presentar en 2008 sus propuestas de juventud aludía como principales asuntos a los de vivienda y empleo. Proponía que “la juventud pueda emanciparse con garantías (…). Frente a la política paternalista de subvenciones en materia de alquileres que ha puesto en marcha el Ejecutivo, IU propone la creación de un parque público de viviendas en régimen de arrendamiento para reconocer ese derecho universal”. Y aseguraba el propósito de “combatir el fraude de ley que abunda en el mercado laboral para atajar la precariedad”. Si repasamos el programa municipal del PP en 2007 planteaba, al hablar de Juventud, “potenciar el Proyecto Municipal CREA (Cooperación para la Realización de Proyectos de Empresa y de Autoempleo) incrementando los proyectos y promoviendo la creación y crecimiento de empresas innovadoras de base tecnológica a través del programa CREA I+D+i”; fomentar y apoyar la creación de empresas de inserción” y “crear una bolsa de empleo de temporada y fines de semana para jóvenes, que les permita obtener ingresos extra mientras estudian”. Además hablaba de “ofertar planes de turismo joven a precios asequibles por el territorio nacional y por Europa desde el Espacio Joven”.
Y el PSOE proponía 30 medidas (a número de medidas no hay quien le gane, desde luego), que aludían a vivienda (puntos 3 y 4), ocio (2, 17, 21, 26), empleo (16), transporte (5, 6), información (18, 28 a 30), equipamientos (12, 13, 20 a 25), asociacionismo (7 a 11). Pero con ese carácter que tiene todo el programa socialista, de sumar múltiples medidas, sin ningún discurso interno que las integre o simplemente jerarquice unas por delante de otras, ni valorar tampoco las posibilidades económicas o de gestión. El programa de IU (ya lo hemos dicho más veces) era mucho más claro. Se refería al empleo (medidas relacionadas con yacimientos de empleo, prácticas, favorecimiento del trabajo estable, fomento de la economía social productiva y el cooperativismo), vivienda (VPO y alquiler, viviendas desocupadas, apoyo a cooperativas, etc.) y movilidad (otro modos, servicio búho).
Propuestas de la gente joven de Barcelona
La publicación titulada La nit, l’oci i l’espai públic. Propostes de la gent jove de Barcelona (es de hace unos años) se inicia con el botellón. Y enseguida, con las críticas al Ayuntamiento. La primera, que la oferta de ocio que hace el municipio es “muy poco atractiva para los jóvenes”. La segunda, que se crea sin pensar en ellos y sin contar con ellos. Y además, que es muy poco variada, “ya que los jóvenes son un público muy heterogéneo, con edades, gustos y estilos muy diferentes”. Sorprende esa consideración como público, pero es lo que hay. Naturalmente, cuando se les pregunta qué tipos de actividades debería incluir la programación del Ayuntamiento dicen: Abrir los equipamientos municipales por la noche (bibliotecas, polideportivos); esta es la propuesta que más apoyo tuvo, con el 22%. Luego, que se haga mayor promoción de las actividades programadas; después, ampliar el transporte público y mejorar las formas de movilidad en la noche. Casi un 10% pedía “ceder equipamientos y locales para la libre gestión”. Y también “habilitar parques y playas para la noche”.
Aunque se trata de un tema casi específicamente de ocio, detengámonos en él (a continuación, traducimos literalmente parte del informe). Según el estudio, los jóvenes participantes en la Encuesta se mostraron rotundamente a favor de un modelo de ocio con espacios y establecimientos de ocio nocturno distribuidos por la ciudad, frente a un modelo de complejos lúdicos alejados del núcleo urbano. Son partidarios de acceder a una oferta de ocio cercana, que no les obligue a desplazarse a otras zonas de la ciudad para divertirse, por lo que defienden una distribución equitativa por todos los barrios. Los participantes también entienden la vida nocturna como una manera de fomentar la cohesión social y el sentimiento de pertenencia a sus barrios y distritos.
Los jóvenes se muestran satisfechos con la oferta de ocio mercantil que existe en Barcelona, pero consideran que el ocio nocturno debe diversificarse. Los participantes consideran que se debería dar soporte a las propias iniciativas de los jóvenes, y hacer del modelo de ocio alternativo e institucional una opción más participativa. Otra demanda es que los jóvenes puedan disponer de espacios cedidos o alquilados por el Ayuntamiento a precio muy bajo, donde poder organizar libremente sus actividades, más allá de una oferta programada por la propia Administración. Se piden espacios donde los jóvenes puedan organizar actividades o, simplemente, encontrarse con los amigos. Los participantes consideran que el ocio nocturno en la ciudad de Barcelona es muy caro, por encima de las posibilidades de la gente joven. También se considera que este problema está íntimamente relacionado con el uso del espacio público como lugar de ocio (botellón).
Los jóvenes y las jóvenes se muestran partidarios de utilizar las calles y las plazas como espacio de encuentro y de ocio nocturno (opción más barata y también más libre). Las principales causas que aducen a que tanta gente joven ocupe las calles y las plazas por la noche son los precios abusivos del ocio mercantil, el desajuste existente entre la hora de cierre de los bares hora de inicio del transporte público y la dificultad de los jóvenes para acceder a la vivienda. Aun así, los participantes también son conscientes de que el uso nocturno de la vía pública puede generar problemas de convivencia con otros colectivos, de manera que mayoritariamente creen que hay que poner algún tipo de limitación (81% de los encuestados). Las limitaciones que proponen los participantes, por orden de preferencia, son incrementar la concienciación de la gente joven, limitar el horario de uso de los espacios públicos, implantar medidas para regular el ruido (rotación de plazas), proporcionar más servicios de limpieza y vigilancia, buscar consensos entre jóvenes y vecinos, proporcionar alternativas para que la gente no esté en la calle (horarios de los bares, equipamientos abiertos a la noche) y más tolerancia por parte de los vecinos. También se propone permitir el botellón en parques y zonas alejadas de los núcleos habitados para no estorbar a los vecinos.
Respecto al horario de los locales nocturnos, un 76,5% de los participantes piden una ampliación de los horarios de los bares. También existe la opción de promover un cierre escalonado, defendida por un 18,9% de los participantes, mientras que sólo un 4,6% considera que el horario de cierre se debería mantener como está. Los participantes consideran necesaria más concienciación por parte de todos los agentes implicados en el uso del espacio público como lugar de ocio, sin renunciar al derecho de los jóvenes a la diversión. Reclaman más responsabilidad y civismo por parte de la gente joven, pero también más tolerancia y comprensión por parte de los vecinos y vecinas. Se propone la creación de figuras mediadoras en la calle y de espacios de diálogo entre todas las partes para llegar a un pacto social que solucione los conflictos.
Otra de las propuestas para que los jóvenes no frecuenten tanto la calle es abrir los equipamientos municipales en la noche. Una de las demandas prioritarias que se repiten en los debates es que el Ayuntamiento debería ampliar los horarios de los equipamientos municipales, abriendo a la noche y durante los fines de semana, debería organizar más actividades y más diversas e informar mejor al público joven de las posibilidades de ocio que estos espacios ofrecen. Los participantes también consideran que se deben crear más espacios juveniles en Barcelona. De entre los espacios y equipamientos que les gustaría poder utilizar por la noche destacan la playa, los parques y jardines, los centros cívicos y casales de jóvenes y los equipamientos deportivos. Y aunque en los últimos años se han hecho avances para mejorar el servicio, para uno de cada tres jóvenes el transporte es la principal carencia de la noche en Barcelona.
También se denuncia el desconocimiento total que la gente joven tiene de sus derechos por la noche y la sensación de impotencia que sienten ante situaciones injustas. Piden que se les informe (para poder escoger y evitar riesgos) y que se fomente y se facilite el derecho a la reclamación. Los jóvenes reclaman a la Administración que vele para que los locales cumplan las normativas, a partir de más inspecciones y de multas a los propietarios, en relación con la higiene y el aforo, la baja calidad de los productos que se comercializan, la falta de señalización de salidas de emergencia, la arbitrariedad de los criterios de admisión (en muchos casos discriminatorios), el trato incorrecto de los porteros. Más allá de lo que pasa dentro de los locales, también consideran que tienen derecho a unos servicios públicos en condiciones durante la noche (limpieza, alumbrado, papeleras, aseos).
Los jóvenes y las jóvenes también expresan una cierta sensación de inseguridad por la noche y piden la mejora de la seguridad en determinadas calles o zonas de la ciudad ya los andenes y los pasillos del metro. También se menciona la necesidad de evitar peleas a la salida de las discotecas. Por último, la gente joven denuncia que se les hace sentir culpables del hecho de salir de noche, y que se les criminaliza permanentemente, sobre todo desde la Administración (la que, según dicen, boicotea las actividades alternativas organizadas por los propios jóvenes y cuando se produce algún conflicto se limita a culparlos y se cierra a dialogar) y los medios de comunicación (al que acusan de ofrecer una única faceta irresponsable y negativa de este colectivo).
Propuestas brasileñas
Hasta aquí el estudio de Barcelona. Pero atención: casi todo lo que se comenta en él se refiere al ocio. Si nos vamos a otras realidades sociales y urbanas, la cosas cambian. Veamos, por ejemplo, algo del programa “Porto Alegre se vuelca con la juventud” («Porto Alegre ligada na galera»). Una experiencia que fue premiada en 2000 (Dubai). Por supuesto (es Porto Alegre), los proyectos se apoyan en un sistema de decisiones que se tomaron por los comités correspondientes, garantizando la participación ciudadana y el seguimiento y el control público posterior. Entre los resultados obtenidos se señalan la puesta en marcha de cursos de lectura y escritura concebidos para reducir la tasa de analfabetismo en la ciudad (que en 1995 era del 5’2%); el aumento significativo de los fondos destinados al trabajo social, el acondicionamiento e incremento de los refugios para menores víctimas de violencia o abandono, la efectividad de la campaña de control del sida, el programa para el “tratamiento integral del menor mediante la utilización de drogas psicoactivas” (un programa creado en 1997 para niños de la calle con problemas de drogadicción); y el aliento de la participación y la implicación de los jóvenes y adolescentes en la protección del entorno natural, y el desarrollo de acciones para la mejora económica y social de la ciudad.
En el estado brasileño de Piauí también nos encontramos con otro proyecto social dirigido hacia la juventud. En este caso es el “Proyecto Casa Zabelê. Proyecto de Apoyo para Mujeres Jóvenes”, igualente premiado en Dubái en 2000. Estaba orientado a proporcionar asistencia a mujeres jóvenes, “en defensa y garantía de sus derechos”. Casa Zabelê es una instalación pública para niñas y chicas adolescentes en situación de riesgo social y personal, “dotada de las condiciones necesarias para su desarrollo como mujeres y ciudadanas”. El proyecto ofrece actividades diarias de naturaleza pedagógica, deportiva, artística y de formación profesional enfocadas hacia una asistencia psicológica, social y educativa. Prestó ayuda a un total de cien mujeres jóvenes entre 10 y 17 años de edad (la juventud, en Latinoamérica, es obviamente más temprana que aquí). “El proyecto –se dice en la memoria- ha conseguido aproximarse al sector de la población más marginal y ha ofrecido a mujeres jóvenes una asistencia decente que les ha devuelto su reconocimiento como personas con derechos y obligaciones. Por otra parte, se ha concienciado a la sociedad de que sus limitaciones son las habituales en la raza humana y de que son personas con las mismas capacidades que las demás”.
Tres puntos (iniciales) para el programa
De manera que el problema de la juventud no es el mismo en Barcelona que en Porto Alegre. Aunque hay algo de Porto Alegre en Barcelona: no deberíamos olvidarlo. De hecho, nos deberían interesar especialmente los jóvenes de nuestra ciudad que tengan un futuro más difícil. Futuro: eso caracteriza a los jóvenes. Novedad y futuro. La novedad del acceso a la vida completa (quien puede, naturalmente, accede a la responsabilidad de su vida. Muchos son todavía estudiantes, aunque hay un porcentaje elevado de jóvenes que decide entrar directamente en el mercado de trabajo. Para todos ellos, el ritmo de vida es diferente al que conocían hasta llegar a esta edad. La relación, por ejemplo, con las tiendas, los cafés, los restaurantes es distinta. Hacen mucha vida en las residencias de estudiantes, propias o ajenas. Y marcan el espacio decisivamente.
Pero también futuro. En el Plan de Juventud se insiste, en lugar preferente, en “un concepto de juventud como etapa diferenciada y con características propias, y no sólo como una fase de transición hacia la edad adulta”. Pero diferenciada no por lo que apunta, sino por lo que es: las propuestas “se ligan al HOY de la juventud vallisoletana y ello sin perjuicio de incluir también acciones llamadas `de futuro´ (fundamentalmente empleo y vivienda)”. Pues bien: pensamos que lo propio de la juventud es precisamente su situación en el eje de la vida, su posición relativa. Pues de lo demás, del HOY, nada es diferente a lo que pueda pretender otro grupo urbano con gustos propios. Es decir: con ese planteamiento se está practicando algo parecido a una política multiculturalista con los jóvenes. Por nosotros, no hay mayor problema. Pero quienes deploran públicamente el multiculturalismo, deberían tener clara la contradicción.
En cualquier caso, las políticas de empleo, vivienda y transporte orientadas a los jóvenes deben mantenerse y potenciarse (por cierto: en este capítulo los programas de unos y otros partidos se copian mucho; hay demasiadas cosas intercambiables, si bien nadie lo dice). Aunque estos temas se tratarán (es más fácil y más coherente) en su ámbito correspondiente. Lo mismo que las propuestas culturales. ¿Entonces? ¿Qué políticas sociales deben pensarse específicas para jóvenes? Al consultar las propuestas de una ciudad como Helsinki hemos visto que no hay ninguna, salvo la de toxicomanías. De hecho, en Valladolid, lo hemos visto antes, son felices. Y eso está muy bien. Se dice que las nuevas generaciones van a vivir con menos bienestar que la de sus padres, pero hasta ahora no parecen apreciarse signos de rebeldía por esa circunstancia. De manera que proponemos tres puntos que podrían tomarse en consideración para debatir el programa.
El primero, relativo a la noche. Abrir decididamente la noche ( al menos la primera parte de la noche) a la vida urbana. Hay resistencias culturales. Está también la criminalización, bastante marcada, del joven en la noche. Pero es un territorio casi suyo por completo (un tiempo y un territorio), que parece contar con enorme futuro. La apertura de la noche va a ser un hecho, más pronto que tarde: organicémosla con buen criterio. Plantear la posibilidad de abrir determinados equipamientos, bibliotecas, salas de estudio y de juego, instalaciones deportivas, y muchos más. Y por supuesto, amplia el transporte nocturno. Mejorar la vigilancia, organizar la limpieza. Pensar en nuevos empleos. Ya conocemos planes de muchas ciudades para “colonizar” la noche (un verbo mal utilizado, es cierto). Pero orientados casi siempre hacia el turismo. ¿Por qué no a sus verdaderos habitantes, los jóvenes? Hace muchos años se abrieron las fábricas por la noche, y en muchas obras públicas también se trabaja por la noche. En mi opinión, es un tema importante.
El segundo punto, referido a los jóvenes en peor situación. En peor situación dentro de su condición de jóvenes (siempre los sectores más débiles, en la pobreza, pertenecientes a grupos marginados, se encuentran en mala situación social; pero ahora queremos referirnos a los jóvenes). Apuntamos a quienes llegan con peor formación, menos medios para encarar el futuro, o que se encuentran colgados de las toxicomanías (las drogas es un asunto fundamentalmente de juventud). A quienes tienen más difícil la emancipación. En ese grupo debería centrarse el grueso del programa.
Hemos revisado el II Plan Municipal de Drogas de Valladolid. Los datos que nos ofrece son los siguientes: Un 10% de los estudiantes de 14 años consume alcohol todos los fines de semana, cifra que alcanza el 45,4% a los 18 años. También se constata un aumento progresivo en los últimos 10 años del consumo de cannabis (no se cuantifica). Y se detecta una ligera tendencia ascendente en el consumo experimental de drogas ilegales (porcentajes entre el 7%, cocaína, y el 2%, tranquilizantes). Entre los consumidores de drogas, son “policonsumidores” la quinta parte. Pues bien: hay una asociación entre drogas y la actual situación del ocio nocturno. “Por las noches, la falta de alternativas hace que una amplia mayoría de los adolescentes de la Comunidad acudan a lugares en los que la probabilidad de consumir drogas es elevada”. La gran mayoría (58%) regresa a casa “después de las dos de la madrugada, aumentando así, como se ha puesto de manifiesto en diferentes estudios, la probabilidad de consumir drogas”.
Las propuestas del Plan (que, por cierto, cuenta con un magro presupuesto: 50.000 euros para 4 años) se refieren al desarrollo de campañas informativas, “fomentar alternativas de ocio que promuevan hábitos de vida saludables”, reducción de la oferta, reducción de daños e “integración sociolaboral del drogodependiente”. Éste último punto, esencial, debería constituir un aspecto importante de la política de juventud que comentamos. Es cierto, sin embargo, que hay que potenciarlo, con seguridad. En la encuesta que se ofrece en la página municipal www.valladolidsindrogas.net la valoración del Plan es bastante negativa: sólo le parecen bien las medidas propuestas al 28,09% de los que participan en la encuesta.
El tercer punto que planteamos para el programa parte de la consideración conjunta del colectivo juvenil. Los grupos políticos tenemos la obligación de tener una visión conjunta, y no funcionar exclusivamente con encuestas, que se derivan de los planteamiento individuales (cuando no lo hacemos, todo se desenfoca: y así nos luce el pelo en transporte, por ejemplo). Pues bien: partiendo de la consideración global de la generación joven debemos aludir al tema de nuestro tiempo: ese medio planeta sumido en la pobreza. Tal es, como sabemos, el tema de nuestro tiempo, la gran tarea generacional. Y debería incorporarse a su horizonte (supongo). Nuestra generación tuvo la ventaja de ir contra Franco: una empresa común que aglutinaba, de una forma u otra, a casi todos (incluso, al parecer, a León de la Riva, según declaraba el 31 de octubre en El Mundo). Hoy (creo) parece necesario acercar, de alguna forma, a esa generación de jóvenes a su proyecto común.
Imagen del encabezamiento: Dancing in Montjuic 2005. Foto de JaulaDeArdilla publicada en http://www.flickr.com/photos/42828263@N00/2884926951)
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