Sucedió en 2000. Menudo año. Cambiábamos no de siglo, sino de milenio. El mundo se abría, generoso, ante nosotros. ¿Quién podría resistirse? Uno de los edificios más “emblemáticos” (vaya palabra) de Valladolid, el de Caja Duero, entre la Plaza de Zorrilla y las calles de Santiago y María de Molina,[…]
