Un único modelo, con escasas variantes, al confrontar las políticas de patrimonio y paisaje
Aquí tratamos, lo hemos dicho, de la forma de la ciudad que vamos construyendo o que queremos levantar. Y en ella, uno de los debates críticos se refiere a lo que se conserva y lo que se transforma, y también a cómo se diseñan los nuevos espacios. Las cosas, en este campo, son complejas, evidentemente. Es difícil reducir o sintetizar, sin banalizarlo, múltiples propuestas a alguno de sus aspectos. Pero necesitamos comprender. No puede bastar la afirmación de que hay múltiples factores enredados. Hay que entrar en el laberinto y distinguir las posiciones de unos y otros. Aunque, ya lo decimos, las propuestas de fondo se nos antojan demasiado semejantes en casi todos los casos.
En principio, según creo, cabe diferenciar dos modelos sustancialmente diferentes. Con sus variantes en cada uno de ellos, desde luego, que permiten subdividirlos después. Pero esas diferencias entre las variantes son mucho menos significativas que los desacuerdos de fondo entre esos dos grandes modelos que podrían concebirse. Veamos. Por un lado, avasallando, se encuentra el modelo absolutamente dominante de ciudad y paisaje que le vamos a llamar “protagonista”, porque pretende que ese mismo paisaje o los monumentos de la historia sean los protagonistas fundamentales del espacio que ocupan. Y por otro lado estaría un modelo “coral”, con una denominación ya de por sí significativa. Creo que nos serán útiles más adelante esas denominaciones. En el primer modelo, la ciudad está hiperdiseñada, (y el paisaje va por el mismo camino), conforme a las pautas del urbanismo dominante. En el segundo el diseño es mucho más contenido, la libertad mayor y el resultado muchísimo más diverso. El primero se comprende más fácilmente, pero el segundo es mucho más estimulante. Al primero se quiere viajar para visitarlo, pero en el segundo se prefiere vivir. Ya digo que lo entenderemos algo mejor (espero) más adelante, en unos días. Pero repasamos ahora, a vuelapluma, algunas de las posiciones de unos y otros respecto al patrimonio y el paisaje urbano y rural que, repito, en su inmensa mayor parte se encuadrarían en el primer modelo.
1. Patrimonio y paisaje
La política de la Junta de Castilla y León es clave para entender el funcionamiento del conjunto. Se funda en un paisaje que considera muy atractivo, y un patrimonio excepcional. El presidente Herrera dice que la región “atesora el 50% del patrimonio español”. Y la consejera Salgueiro considera que es “la seña esencial de identidad y sentido de pertenencia”. Por eso, dicen ambos, la Junta dedica a inversión en patrimonio un porcentaje del presupuesto mayor que el de ninguna otra comunidad autónoma. En 2007: 67 millones de euros en 900 intervenciones. (El Plan de intervención del Patrimonio Arquitectónico de CyL en 2007: 13,15 millones). Ambos también ponen especial hincapié en resaltar el papel económico de la conservación del patrimonio (Carta de Bruselas). Pero, con todo, llegan quejas, pues, se dice, no se llegan a proteger adecuadamente todos los bienes que habría que proteger (ahí está la lista de Hispania Nostra, o la reclamación de diez pueblos de Valladolid con conjunto histórico declarado, etc.).
Pero, con todo, llegan quejas, pues, se dice, no se llegan a proteger adecuadamente todos los bienes que habría que proteger
Según se nos dice, el otro polo para determinar la calidad de nuestro entorno habitado es el paisaje natural. Y deben citarse, por de pronto, algunos planes en los que se concentran las intervenciones para protegerlo o para explotarlo, o (en el término al uso) “ponerlo en valor”. Como el “plan regional Valle del Duero” (con sus “cúpulas”), o los planes de Restauración de Riberas (con la Confederación). En estos últimos las actuaciones más significativas son de limpieza y formación de senderos. 42 intervenciones (15 de ellas urbanas) y 57 millones de euros de presupuesto. También hay otro tipo de actuaciones menores, como el complejo educativo PRAE. Y se dice que la nueva ley de desarrollo rural protegerá también el patrimonio agrario y su paisaje (por ejemplo, el vitivinícola). Para la gestión de algunas de estas actividades se han creado dos fundaciones, una en cada polo, aunque da la impresión de que ninguna de ellas tiene demasiada actividad: la Fundación del Patrimonio Histórico y la Fundación del Patrimonio Natural de CyL. Y aunque estemos hablando con carácter muy general, no podemos dejar de mencionar algunos conflictos que se han dado recientemente precisamente por la dificultad de plantear la explotación de los paisajes y mantener su carácter: los conflictos en los paisajes “eólicos” o y los de los huertos solares, este último con derivaciones muy preocupantes.
Del Gobierno central sólo vamos a reseñar, por ahora, sus actuaciones sobre el patrimonio histórico más llamativo (San Gregorio, Santa Cruz). Pero también, desde otro punto de vista, nos resulta llamativo el apoyo que en su día hizo la Ministra Trujillo al diseño “vanguardista” (al menos formalmente) de un nuevo barrio para Valladolid. Pretendió, sin éxito, cambiar el uso residencial a industrial de Las Raposas 2, y desarrollar allí la propuesta ganadora del concurso de jóvenes arquitectos Europan8. Luego hablaremos algo más de las características de la nueva ciudad. La Confederación Hidrográfica del Duero, ya citada, actúa en la limpieza de cauces (en Valladolid, en 2005, por ejemplo, en el Paseo del Cid; dedica unos 30.000 euros de media por actuación), dentro de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos. La Diputación Provincial, por su parte, ha realizado también algunas intervenciones en el patrimonio histórico de Valladolid. La más llamativa ha sido, sin duda, la restauración del Teatro Zorrilla, que compró en 2004 e inauguró en 2010 (presupuesto de la obra: 9,2 millones de euros, de los que la Diputación puso 7,2 y el resto la Junta). Y de sus actuaciones en paisaje nos interesa su Plan de Ordenación y Promoción de los Recursos Turísticos y Medioambientales del Valle de Esgueva (3,6 millones de euros, actuación más conocida: el sendero verde).
Algunos ayuntamientos del entorno también, lógicamente, han realizado actuaciones. Entre Viana de Cega y Boecillo se han invertido 200.000 euros (en 5 km) para construir una senda peatonal a lo largo del Cordel del Monte y un mirador sobre el Cega. “La realización de ese camino tiene entre sus objetivos la identificación de la población con los valores naturales del entorno”. En Tudela de Duero también se está desarrollando una intervención parecida, con pasarela peatonal y restauración de riberas (1,5 millones de euros: 70% de Confederación, 20% Junta y 10% Ayuntamiento). En Renedo, vía verde y carril bici, además del “Valle de los 6 sentidos”, un gran parque infantil. Entre las actuaciones sobre patrimonio monumental, las dudas sobre el destino del Castillo de Fuensaldaña, que ha sido utilizado durante 24 años de forma gratuita por las Cortes y ahora, desde 2007, se le busca uso (propuestas de empresas hoteleras, o de “gastronomía y agroalimentación”. Los catálogos protectores de los municipios del entorno son muy variados: amplio, por ejemplo, el de Cigales, pero escuálido el del mismo Renedo.
“La realización de ese camino tiene entre sus objetivos la identificación de la población con los valores naturales del entorno”
Pero vayamos con las propuestas de los partidos (al margen de IU, que lo consideraremos aparte). El programa electoral del PP de Valladolid se centraba en los parques: así el Plan de Recuperación para las Riberas del Pisuerga y también las del “Esgueva por la zona Los Santos-Pilarica”, el espacio natural del Duero a su paso por Puente Duero, la ampliación del Parque Canterac, la propuesta de reforestación y desarrollo de Las Contiendas y de Fuente el Sol, plantaciones en la ladera sur de Parquesol, y la dotación de instalaciones para la gimnasia y el ejercicio físico en los parques. Además, ya lo dijimos, de la consolidación del programa de los Huertos Ecológicos. Como noticia curiosa, extraña, traemos aquí la moción del PP de Palencia en la que se pedía al Gobierno central el desarrollo del Convenio Europeo del Paisaje. Y conviene recordar que en la ponencia del congreso del partido titulada “Perspectivas de futuro 2008”) se abogaba por “configurar una auténtica red de espacios naturales dentro de la ciudad al servicio del ocio, el esparcimiento, el ejercicio, y la salud y bienestar de los vecinos. En este sentido, seguiremos apostando por la permeabilidad de las riberas mediante la construcción de nuevos puentes y pasarelas”.
El Psoe de Valladolid se muestra con frecuencia exigente en la conservación del patrimonio. Dice apoyar a Arcale y Arpa. Recientemente ha exigido “la intervención del Gobierno Herrera para la ‘restauración’ de monumentos como el Castillo de Mucientes” y que “la Junta de CyL cumpla con sus obligaciones legales de ‘conservación, custodia y tutela’ de los Bienes de Interés Cultural de la provincia”. Pero en su programa electoral destacaban las propuestas del verde sobre las de la piedra. Planteaban la realización de un “Plan para la Trama Verde de la ciudad (…) que conecte los principales equipamientos de la ciudad con un sistema de calles peatonales o de coexistencia”. Implicaría un “tratamiento exquisito de los espacios libres y del mobiliario urbano, de manera que pueda generarse una simbología propia por la que se reconozca a Valladolid”. También se completaría “el Cinturón verde de la ciudad con parques olvidados o inacabados por el PP como: Las Flores, Cerro de las Contiendas, Plan Integral de Fuente del Sol, Arcas Reales, Campiña del Carmen, el nuevo Parque de Pilarica, Canterac o Ribera de Castilla”. Se crearía “un gran parque urbano en los terrenos liberados por el soterramiento del ferrocarril”, y otro “en la zona Este de la ciudad, un nuevo Campo Grande”. Se desarrollaría un “uso lúdico de la dársena del Canal de Castilla” y se mejorarían los recorridos y espacios junto al Pisuerga.
Implicaría un “tratamiento exquisito de los espacios libres y del mobiliario urbano, de manera que pueda generarse una simbología propia por la que se reconozca a Valladolid”
Mas también nos interesa comentar las propuestas de otras asociaciones: vecinos, empresarios, sindicatos, la Iglesia Católica, la Asociación Ciudad Sostenible, los Ecologistas en acción, la Academia de la Purísima o la Fundación Joaquín Díaz. La Federación de Asociaciones de Vecinos Antonio Machado ha estado siempre muy activa en defensa tanto del patrimonio existente como de los paisajes. Últimamente, por ejemplo, ha denunciado la tala de árboles en un patio de manzana del Polígono XXV Años de Paz (para construir nuevas dependencias de la Policía Municipal), o en la chopera del Ribera de Castilla para construir el nuevo puente de Rondilla. Pero también ha actuado en apoyo de algunas propuestas, como la del “Anillo Verde” (defendido y definido también en el programa de IU como “ordenación sostenible de las grandes zonas verdes periurbanas de la ciudad: Pinar de Antequera, Parque de la Fuente el Sol, Parque del Tomillo, Cerro de las Contiendas conectados con los diferentes parques existentes: Parque la Paz, Canterac, Patricia, Ribera de Castilla, Botánico, Mediodía”). Además, esta Federación tiene recurrido en el Supremo el Plan General vigente, precisamente por la injustificada reclasificación de suelos rústicos como urbanizables.
La Confederación Vallisoletana de Empresarios plantea dos cosas bien claras: explotar como recurso turístico el paisaje de la Ribera del Duero (“Valladolid tiene que potenciar el turismo enológico de calidad, con grandes hoteles de cinco estrellas y campos de golf”), y explotar como recurso turístico el patrimonio cultural (“Valladolid es Cultura y tenemos que trabajar para convertir a nuestra provincia en una provincia visitada y, lo que es mas importante, visitable”). Por otro lado, en la web de CCOO se encuentran algunas noticias sobre estos temas, pero no muchas (oposición al macroconcierto de Sting en 2006, el recurso contra la ocupación de una vía pecuaria en 2007, etc.).
La posición de la Iglesia Católica en materia de patrimonio es delicada. En la web de la Conferencia Episcopal se encuentra el Acuerdo de colaboración para el Plan Nacional de Abadías, monasterios y conventos que firmaron la Ministra Pilar del Castillo y Antonio Mª Rouco, así como las conclusiones de las 28 Jornadas Nacionales del Patrimonio Cultural de la Iglesia (Tarazona, 2008). Pero el diagnóstico de la situación se ve más claro en un artículo de Gabriel Morate en la revista Restauro (2008): “El envejecimiento del clero es preocupante, su número es insuficiente para gestionar correctamente un patrimonio tan vasto, su formación para este cometido es también insuficiente y su vocación es antes pastoral y social que patrimonial; los seminarios están vacíos y no se atisban soluciones a medio plazo distintas a la mencionada subvención a fondo perdido para conservar cientos y cientos de ermitas, iglesias, conventos y monasterios que en pocos años, si el número de vocaciones no aumenta, quedarán vacíos”. La Asociación Ciudad Sostenible ha llegado a presentar también alguna denuncia en defensa del patrimonio (obras en Guadamacileros 2). Lo mismo que la Real Academia de la Purísima Concepción, muy activa en una serie de episodios recientes (Platerías, Catedral, San Miguel).
2. Ciudad existente, ciudad nueva y ordenación del territorio
Las tomas de posición sobre patrimonio (como monumento o, al menos, como “bienes de interés” o elementos catalogados) y sobre paisaje (como espacios de valor singular) están bastante claras. Pero las posturas son mucho más difusas, en general, cuando se plantea el debate sobre el tratamiento de la ciudad existente o las características de la nueva ciudad. En general, aparte de los temas recurrentes (vacíos, como el mal uso del término sostenibilidad; o equívocos, como la recurrente idea de la “ciudad compacta”, aceptada por todos, sin distinción), tan sólo se comentan algunos asuntos muy concretos: la altura de los edificios, la búsqueda (desesperada) de un edificio emblemático, y poco más. Ya ni siquiera se habla de los temas del pasado, como la supuesta monotonía de la periferia, el exceso de adosados o el debate sobre “manzanas cerradas o abiertas”. Y sin embargo, pensamos que es necesario (siempre lo es) debatir sobre las características morfológicas de la ciudad.
Si repasamos de nuevo los mismos agentes antes citados podemos llegar a tener una idea de por dónde se encuentran las opiniones más difundidas. La Junta, para empezar, ha desarrollado su modelo de ciudad en la legislación que ha aprobado. Y que no es neutro, en absoluto. No sólo por los estándares a que obliga (ya hablamos de la exigencia de plazas de aparcamiento, que puede entenderse como un desmesurado apoyo al uso del coche), sino también por la manera de organizar el desarrollo y la transformación de la ciudad. El hecho de que el sistema que organiza sea muy parecido al de otras comunidades autónomas no quiere decir que sea inocente, sino más bien que en todas ellas se plantea una propuesta sustancialmente similar. Muy integrada, por cierto, con la que subyace en la Ley de Suelo estatal de 2007. Y también hay que atender a la legislación sobre ordenación del territorio, que ahí sí que da total carta blanca a la Administración Regional para hacer prácticamente lo que le parezca bien, casi sin cortapisa alguna. Las actuaciones mediante proyectos o planes regionales o, si viene al caso, formulando leyes “ad hoc”, muestran una forma de hacer muy parecida a la arbitrariedad. Pero que sin embargo no ofrece ninguna fórmula o pauta que ayude a integrar un espacio complejo y polinuclear como el del alfoz vallisoletano. La Diputación, por supuesto, no cubre esa carencia.
La Junta, para empezar, ha desarrollado su modelo de ciudad en la legislación que ha aprobado. Y que no es neutro, en absoluto.
Los ayuntamientos, por su parte, mientras respeten los números establecidos en la legislación (no los conceptos o el sentido, ya que casi nadie se atreve a reclamar su cumplimiento), hacen de su capa un sayo. La morfología urbana puede ser cualquiera, con tal de que se cumplan los números. Los resultados están a la vista, si bien parece que, en algunos casos, lo peor está por venir. Habría que plantear un debate sobre esta cuestión, la forma urbana, que luego tanto condiciona y que tan poco interés despierta cuando podría mejorarse. No sólo en áreas residenciales, sino también en las industriales o de servicios. Las dos exposiciones que ha habido sobre el Plan Rogers han sido la piedra de toque. En primer lugar, por el número tan escaso de contribuciones presentadas. Algunas muy trabajadas, pero en general, escasas. En segundo lugar, por el tipo de opiniones que se manifestaron (ver ahora caps. 9, 11, 13 y 14).
(Imagen del encabezamiento: Muro de piedra junto al Pisuerga, cerca de Tenerías. Foto: MS, julio 2010).