Blog de Manuel Saravia

Barbarie

En el debate político europeo (y también en nuestra ciudad, en ocasiones) se aplican las palabras nazi, fascista o estalinista para descalificar de forma rotunda determinadas actitudes, propuestas o acciones. Muchos consideran que el uso exagerado de esos apelativos los banaliza. Pero también tiene su lado positivo, pues nos mantiene en alerta sobre nuestra posible barbarie.

Es un tema profundamente estudiado por Francisco Fernández Buey en su libro La barbarie, donde se dedica un capítulo entero a comentar estos versos de Kavafis, escritos en 1898: “¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros? / Quizás ellos eran una solución después de todo”. ¿Por qué –se pregunta Fernández Buey- es tan atractivo el poema de Kavafis? En primer lugar -responde-, porque cuando se escriben esos versos “ya no hay bárbaros externos”. La nueva barbarie, “tan patente”, resulta ser parte de la civilización, “de una civilización, la nuestra, que se despierta periódicamente con la pesadilla de que vuelve a haber barbarie allí donde ya no debería haber bárbaros”.

En comparación con estos nuevos bárbaros los antiguos empiezan a ser vistos con simpatía. Y es el horror de “la nueva barbarie (…) lo que genera esta nostalgia por lo que fueron los antiguos bárbaros”. En efecto, medio siglo después del texto de Kavafis se confirmaba dramáticamente la pesadilla de la barbarie “interior” y culta. Pues “el Holocausto nazi, el Gulag staliniano y el terror atómico sobre Hiroshima son, los tres, obra y efecto de las puntas más altas de la civilización euroamericana”.

Hoy nos encontramos con sobrecogedoras informaciones del Estado Islámico (en Irak-Siria) y Boko Haram (en Nigeria), ampliamente publicitadas por ellos mismos, que los presentan como una nueva “amenaza exterior” y de alguna manera parece devolvernos al sistema antiguo de bárbaros externos. Su extrema crueldad hiere a fondo nuestra sensibilidad y deja a Kavafis fuera de lugar. Pero nunca podría tener la consecuencia de hacernos bajar la guardia sobre la barbarie interior.


Dejar un comentario