Hoy nos hemos reunido, en el Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero, para impulsar una candidatura unitaria municipalista de la izquierda transformadora. Ya: que no falten adjetivos. Acabo de poner cuatro. Pero creo que son necesarios. Unitaria, porque allí hemos estado con representantes de varias formaciones políticas (Valladolid Toma la Palabra, Izquierda Unida, Podemos, Equo, Alianza Verde) decididas a converger en una propuesta conjunta, a la que se integrarían otras voces, otros grupos, otras personas y otros propósitos políticos convergentes. De la izquierda, porque, mal que a algunos les pese (sí: qué pesados), la distinción izquierda/derecha tiene todo el sentido. Probablemente estemos ahora en un periodo histórico en el que resulta más significativa esa oposición. Transformadora, izquierda transformadora, porque en el espacio de la izquierda se diferencian los proyectos políticos representativos de la izquierda progresista de otros que pretenden llegar más lejos, que quieren transformar las estructuras productivas, vitales y de consumo, y la desigualdad de estatus derivada de la clase, la raza o grupo étnico y del género (vaya, ya he vuelto a multiplicar los especificativos). Y también decía: municipalista. Es decir, esa ideología dirigida a conseguir y valorar la mayor autonomía de los municipios, de las ciudades. Porque las ciudades y los derechos humanos han sido los dos grandes logros de la civilización en los últimos 30 siglos (antes, 3.000 siglos antes: el fuego. Estuvieron bien los neardentales, pero ahora nos toca a nosotros defender nuestros logros: las ciudades y los derechos). Pero quedémonos con este último término: municipalismo.
En 1996 Jacques Derrida señalaba lo siguiente (Cosmopolitas de todos los países, ¡un esfuerzo más!, Valladolid, Cuatro ed. 1996): “Esperamos de una nueva figura de la ciudad lo que casi renunciamos a esperar del estado”. Hablaba entonces de la hospitalidad, especialmente referida a los refugiados. Y decía: “¿Puede una ciudad elevarse por encima de las Naciones-Estados o al menos independizarse de ellas dentro de los límites aún por determinar, para convertirse (…) en una ciudad franca cuando se trata de hospitalidad y de refugio?” Algo de eso, aunque abierto a muchos otros asuntos, se ha dicho en el encuentro celebrado hoy, y titulado, muy expresivamente, “Haciendo unidad, haciendo ciudad”. Todos los oradores, tanto los representantes de las distintas formaciones políticas como los invitados de otras ciudades (Aída Castillejo, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid; Lorena González Guerrero, concejala de Ponferrada; y Carlos Sánchez Mato, exconcejal de Madrid) han hecho hincapié en esa circunstancia: los ayuntamientos pueden y deben marcar el camino a los estados. Especialmente en la defensa y extensión de los derechos. El municipalismo es su pertrecho.
Y así, con el fondo de las seguidillas de Carlos Soto + Folk, se consolidó el mensaje: Más unidad para hacer más ciudad.
(Imagen: Los representantes de las formaciones políticas intervinientes, en el acto de esta mañana; procedente de elnortedecastilla.es).