Tras el anuncio del Presidente del Gobierno, el pasado 18 de abril, en la convención del PSOE en Valencia (un anuncio de partido), de que “el Gobierno movilizará hasta 50.000 viviendas de la Sareb para alquiler social y asequible”, la pregunta era obligada: ¿Cuántas de ellas están en Valladolid? Se informó, poco después, que de todas esas viviendas, apenas 9.000 estarían ya construidas y listas para entrar a vivir, “estando la gran mayoría en construcción o solares sobre los que todavía hay que edificar”; y que, además, con esa decisión “se abría la puerta a regularizar la situación de 14.000 okupas”. Pero con los grandes números no es fácil desbrozar la información.
Porque, además, en los días siguientes ha habido otras informaciones complementarias y nuevos anuncios. “Que 35.000 ya están identificadas y otras 15.000 se construirán en suelo cedido por esa sociedad pública”. De manera que el compromiso del ejecutivo llegaría más lejos, al doble, hasta “impulsar 100.000 viviendas en arrendamiento a precio asequible”. De ese número, 21.000 viviendas las podrían comprar comunidades y ayuntamientos para solucionar la emergencia habitacional; y 15.000 más se construirían para alquiler asequible en suelos de Sareb, “de la mano de empresas privadas”. Vaya.
Algunos medios de comunicación se emplearon a fondo para cuantificar, localizar y, por qué no decirlo, desprestigiar la noticia anterior. El Mundo, por ejemplo, tituló aquí: “La solución de Pedro Sánchez a la vivienda: casas del Sareb inacabadas y ruinosas en Valladolid”. Estupendo. Lo cierto es que en ningún momento se dijo, creo, que se tratase de viviendas que estaban esperando, con la puerta abierta, a los futuros moradores. Nadie dijo, creo, que no hubiese que hacer obras. Y si no recuerdo mal, la Sareb se creó por el PP. ¿Regalaban viviendas? Más bien no. La Sareb la creó el gobierno del PP de Mariano Rajoy. ¿Se acuerdan?
Pero volvamos a la actualidad. En la propia web de la Sareb se expone el número de inmuebles de su propiedad en cada localidad. Aunque no se indica nada más. Nos dicen: “Pueden encontrarse en diferentes situaciones (en comercialización, en proceso de adecuación, cedidos a administraciones públicas para alquileres sociales, con habitantes…)”. Y nos encontramos con el número global que nos interesa: en la ciudad de Valladolid la Sareb cuenta con 335 viviendas. Pero es un dato poco significativo. Porque, además, los antecedentes resultan preocupantes.
En el verano de 2020 la Sareb planteó al Ayuntamiento de Valladolid la «cesión de usufructo» de un conjunto de viviendas de su propiedad (20, solo 20, ni una más; nada de cientos; solo 20), para destinarlas “a emergencia social”. Y remitió un modelo de contrato al que debíamos ajustarnos. Lo estudiamos, y finalmente lo rechazamos. Planteaban unos gastos tan elevados que consideramos inasumibles: mejor era adquirir viviendas en el mercado, como veníamos haciendo.
Pero es que además había otra cuestión que en la Mesa de la Vivienda habíamos tenido clara desde siempre. Y que la reciente propuesta del Gobierno no se considera, en absoluto. No queríamos “dar salida” a viviendas que procedían de ejecuciones hipotecarias. Nada. En la Mesa de la Vivienda de Valladolid siempre hemos pretendido que los bancos, incluido el “banco malo”, busquen la salida que quieran a sus viviendas obtenidas de esa forma. Pero que no cuenten con nosotros. No estamos ahí. No hemos estado nunca. Y lo cierto es que seguimos sin estarlo.
(Imagen del encabezamiento: croquis de la ubicación de las viviendas y suelos de Sareb en Valladolid. Cada punto es una vivienda, esté como esté, o un suelo. Como se ve y como era esperable, dispersos por toda la ciudad).