Blog de Manuel Saravia

Nadie escucha

Quizá haya quien lo quiera considerar únicamente un título. Pero, de ser así, habría que reconocer el buen tino. Porque, en medio de la hipercomunicación y el “tsunami de información”; en medio del ruido en el que “nadie escucha”, ver un proyecto de audiencia y atención, dirigido a recibir lo que se quiera decir, lo que se desea, lo que duele, lo que se espera y desespera, parece algo nuevo. Porque refleja un respeto y consideración a quienes quieren hablar que es inhabitual. Al parecer, Yolanda Díaz iniciará pronto lo que ella misma ha denominado “proyecto de escucha”. Bienvenido sea.

Es verdad que recibir informaciones y comentarios en un proceso que en cierto modo habrá de ser inevitablemente “reglado” (reuniones preorganizadas, recorrido ordenado) no es, ni mucho menos, suficiente. Hay necesidades y desalientos que no se muestran en asambleas o concentraciones. Pero tampoco es (ni mucho menos) innecesario. La imagen de un cargo público (con el crédito de una buena gestión y claridad de criterio que avalan a Yolanda Díaz) recorriendo pueblos y ciudades está bien, sin duda. Acrecienta la confianza.

Aunque no es fácil, para quien gobierna u ocupa una posición de poder, descubrir la verdad que le pueda llegar. Hay que dejar espacio a las dudas, a los callejones sin salida, a que nada sobre. A saber conmoverse con la belleza, la pasión o la tristeza que pueda reflejarse en los encuentros y las entrevistas. En un proceso que tiene que tener una gran profundidad de campo. Y tiempo. Hasta ahora se está trabajando sin apresuramiento, con tranquilidad. Y eso está bien. Porque, es sabido, “todo lo que se apresura está condenado a desaparecer”.

(La expresión “nadie escucha” y la última cita entrecomillada son de Byung-Chul Han, quien dedica un capítulo de su último libro, No-cosas, a los “oyentes”. La foto de Yolanda Díaz procede de elindependiente.com).


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