Blog de Manuel Saravia

Carta del lunes

Estimada amiga, estimado amigo,

Finalmente nos encontramos en el proceso de elección de la candidatura de Valladolid toma la palabra. Han sido muchos meses de intenso trabajo (desde junio) que, creo, debemos reconocer. No voy a explicar las virtudes de esta plataforma que seguro conoces bien. Pero sí enfatizar, si me lo permites, el agradecimiento al enorme esfuerzo, casi anónimo, de tantas personas en su construcción. Porque lo cierto es que el proceso seguido hasta ahora es irreprochable.

Para defender mi candidatura he pensado escribir una serie de cartas en la semana de campaña, para ir explicando algunos aspectos que creo pueden ser relevantes a la hora de decidir el voto. Y empiezo por uno de los fundamentales. Hace unos días, en uno de los actos de extensión de Toma la palabra celebrado en las Delicias, un vecino preguntó: ¿Y por qué tendríamos que coger la papeleta de Valladolid toma la palabra en lugar de otras que podrían llevar un programa parecido, al menos en líneas generales? En mi opinión, una posible respuesta se concreta en los cuatro puntos siguientes.

En primer lugar, porque llevamos un programa basado en el objetivo de la igualdad y los derechos. Pero se trata de un programa pegado al terreno. No limitado a generalidades, que puedan aplicarse aquí o allá, sino de asuntos concretos de nuestra ciudad.

En segundo lugar, porque se trata de una candidatura que cuenta con amplia experiencia en la política municipal, y sabemos, por tanto, muy bien de lo que hablamos. De lo que puede transformarse a corto plazo y de lo que precisa operaciones a medio plazo que implican a otras administraciones o a otros agentes. De lo posible y lo complejo. Conocemos bien el Ayuntamiento y sabemos cómo actuar en él. Porque hemos tenido presencia constante, trabajo continuo y voluntad de entrar a todo. No ha habido área que no hayamos estudiado y en la que no hayamos planteado propuestas.

El tercer punto se refiere al hecho de que ofrecemos (en lo que cabe) garantías de conducta como cargos públicos. Ahí está nuestro comportamiento (el de los cargos públicos incluidos entre los candidatos) cuando ha habido problemas o crisis. Adoptando decisiones rápidas si no podía haber demora, pero llevando siempre a la reflexión y debate colectivo todos los asuntos complejos o significativos, cuya decisión debía adoptarse colectivamente. Y cumpliendo lo que allí se decidió. Hemos informado a la ciudad sin reserva, hemos perseguido los asuntos y nos hemos enfrentado a quien ha sido necesario.

En cuarto lugar, por nuestro comportamiento en el proceso de confluencia con quienes ahora podrían presentar “programas parecidos”. Frente a otros que han practicado, sin duda alguna, la vieja política (la ambigüedad como valor político, el tacticismo, la búsqueda de réditos por encima de los objetivos), el comportamiento de Valladolid toma la palabra ha sido claro. Creo que la limpieza del proceso de construcción de esta plataforma, abierta desde el primer momento a la confluencia de otras fuerzas políticas y de personas que nunca habían participado activamente en política (y que se ve reflejado en la candidatura: plural, diversa, rica en matices), también merece un apoyo electoral.

Muchas gracias por la atención. Un abrazo,


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