Es curioso. Suele admitirse que la mejor forma del conocimiento es la que nos proporciona la vista. Que vivimos una cultura absoluta de la imagen. Pero también hay quien piensa lo contrario. Hay quien “terminó por imaginar que la única forma legítima de conocimiento es aquella similar a la de los ciegos: por el tacto”. Pero aún hay otros para quienes, aludiendo a que “en el principio fue el verbo”, tienen (tenemos) la noción “de que la esencia del universo es musical”. Sabemos que el primer contacto de los seres humanos con el mundo es la voz de la madre, oída en el vientre. Y que el oído es el último sentido que el agonizante pierde. “La esencia del universo es musical”, y la voz lo expresa todo.
Comento estas impresiones al ver y escuchar el spot que acaba de publicar Valladolid Toma la Palabra, centrado en la voz de María Sánchez, la candidata a la alcaldía. Que se escucha a través de la imagen de una serie de mujeres de Valladolid. Importa su contenido, la identificación de la candidata (de nombre y apellido compartidos con bastantes mujeres) con las preocupaciones y esperanzas de la mayoría de la gente de nuestra ciudad. Importa también, al abrir el spot, cada una de las palabras y frases que se escuchan. Lo que hay que cambiar, lo que ya se ha cambiado en los últimos años, lo que está en curso. Importa constatar que ahora Valladolid “tiene otro aire”. E interesa el compromiso de trabajo que ofrece la candidata por la ciudad “que vamos a construir juntas”.
Pero atención a la voz. A su calidad, su textura, su claridad. Al timbre de esa voz. “Incluso llegué a descubrir, torpemente y por azar, lo que algunos saben, que no se oye solo por los oídos centrales, que tenemos muchos otros, en el pecho, garganta, piernas, que ciertas músicas se escuchan mejor en determinada posición física que en otras. Pensé alguna vez que acaso somos un gran oído, muchas de cuyas partes, por barbarie, dejamos de poder usar”. Sí. Escuchemos la voz de María Sánchez también con el corazón.
(Imagen: Del spot. Todas las citas que no son de M. Sánchez, son de H. A. Murena, 1984).
10 comentarios