Lo propio de las cosas nuevas, realmente nuevas, es que no se entiendan. Al menos, que no se entiendan por completo. Lo más curioso de las manifestaciones de mayo del 68 (que siguen poniendo nerviosos a Aznar y Sarkozy, según ellos mismos han advertido en varias ocasiones) era la cara de estupefacción de los padres de los manifestantes. O la de los propios dirigentes políticos, que no sabían ni lo que pasaba, ni adónde mirar. Afortunadamente, en las manifestaciones y acampadas de estos días no tenemos la misma zozobra: Javier León de la Riva nos ha indicado perfectamente lo que pasa, y nos orienta, generoso, ante la posible malinterpretación de otros. Incluso frente a las explicaciones que nos puedan ofrecer los propios protagonistas. Loado sea el cielo.
Al parecer se trata de un movimiento organizado, no espontáneo, con un marcado carácter político, diseñado para favorecer ¿al PSOE, tal vez? ¿a otros partidos? ¿al Barsa? Según se desprende de las declaraciones de nuestro regidor, los jóvenes que participan son medio lelos y se dejan manipular sin límite y sin enterarse. Buf. Menos mal que nos ha orientado, porque algunos creíamos que el movimiento “15 de mayo” era, en muchos de sus aspectos, todo lo contrario de lo que nos sugiere el alcalde; y, sobre todo, pensábamos que era algo inédito, nuevo. Algunos, en nuestra ignorancia, creíamos que quienes acampaban eran sobre todo jóvenes ejerciendo de jóvenes, tan perplejos como indignados ante un futuro que ven cada día más oscuro y con menos sentido.
Pero León de la Riva nos ha sacado de nuestro error: no hay día en que no tengamos que agradecerle la luz que nos aporta de todo lo que pasa.
(Imagen: Foto de J. Tajes publicada en El Día de Valladolid del 18 de mayo de 2011).
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