Entre los descubrimientos (y hazañas) de los primeros años de la vida de cada persona humana suele contarse el de acabar sabiendo guiñar un ojo. No es fácil. Lleva algunos años. Los hay (torpes como yo) que solo aprenden a guiñar uno en toda su vida. Realmente necesitaríamos dos vidas para guiñar los dos. Ésta se nos queda corta. Pero otros superdotados aprenden pronto con maestría a guiñar el izquierdo y el derecho. Seguidos. Y lo consideran (con razón) un triunfo. Porque pocas cosas hay más bonitas y sugerentes que guiñar un ojo. Allá van, con el gesto, la complicidad, el encanto, la delicia, hasta la coquetería. Incluso un te quiero, si viene al caso. Quizá saber bailar (algunos necesitaríamos tres vidas) sea equivalente en elegancia o gracia. Pero yo creo que guiñar un ojo supera a todos los gestos de afabilidad, cercanía, complicidad o cortesía.

Afortunadamente las mascarillas, que están tapando todo, han respetado el guiño. Y si somos capaces de reconocer tras ellas la sonrisa por el brillo de los ojos (y ese entrecerrarse un poco), el guiño es todavía más fácil. Evidente. Wikipedia nos dice que guiñar un ojo es una expresión facial hecha con un breve cerrar de un ojo. Por lo general se trata de un modo de comunicación informal, “una especie de señal” (Wikipedia, cuando se pone trascendente, es insuperable. Por cierto, llevo 31 para el mus). “Dependiendo del contexto, el guiño puede significar desde atracción sexual, amistad, o el conocimiento compartido de algo o de algún propósito oculto”. Está claro que quien lo ha escrito sabe de lo que habla. Es un ser superior.

Pero vamos a ver: estamos fatal. Nos vamos a morir todos. Esto es horrible. No se va a acabar nunca. Mas, por favor: un guiño nunca viene mal. Por atracción sexual (qué guay), por amistad (hola, chaval, aquí estamos). Pero sobre todo como si tuviésemos algún conocimiento compartido de algo o de algún propósito oculto (exacto: vamos a morir todos… o quizá pronto nos veremos libres corriendo en las playas). Por favor, no dejemos de guiñarnos el ojo. Es bonito. Está fenomenal. Parece que tenemos un conocimiento compartido de supervivencia. De vida. De futuro. Muchas gracias. ; )

(Imagen del encabezamiento: Harry Connick Jr. en el video de It had to be you: qué bonito).