Lo mejor de aquel libro de Vivanco (de 1957) era su título: “El descampado”. Aunque también podía haberlo titulado “La desciudad”. Porque en ese territorio intermedio se jugaba, en aquellos años (los 50, los 60, los 70), una nueva vida urbana. En ese territorio de baldíos, más allá del ferrocarril,[…]
