La lectura de Montaigne es un caos total. Los mensajes que ofrece son numerosísimos y se amontonan, sin ofrecer ninguna sensación de orden (los presenta “en artículos descosidos”, como él mismo reconoce) y, a su pesar, sin duda, pareciendo incluso en algún caso contradictorios. Pero no importa. Todo lo contrario. Leerle[…]