Un post es una pieza publicada (post), una entrada en un blog, por ejemplo. Bueno, pues aunque lo parezca a primera vista… esto que usted lee no es un post. Veamos.
En 1973 Michel Foucault publicó un ensayo sobre Magritte que se titulaba “Esto no es una pipa”. Genial. Un título que solo niega, sin afirmar nada. Estupendo. Y no es una pipa porque es más que una pipa. Es el objeto y su representación. Una pipa y su dibujo. Dos dibujos que representan cada uno una pipa. Un “simple sueño o idea de una pipa”… En fin: con los dibujos de Magritte, Foucault se lo pasa pipa repitiendo una y otra vez que una pipa no es una pipa.
200 años antes, en 1772, Denis Diderot había escrito un relato titulado de forma parecida: “Esto no es un cuento”. Allí se convocaban personajes reales y personajes inexistentes para montar dos historias (que no una) sobre el amor y la ingratitud. ¿Y por qué decía que ese cuento no era un cuento? Pues porque era también más que un cuento. Estaba la historia y los comentaristas, los oyentes, los interlocutores del narrador. “Cuando se cuenta un cuento –explica el autor-, hay alguien que lo escucha; y por poco que dure el cuento, es raro que el narrador no sea interrumpido varias veces por el oyente. Esto explica por qué he introducido yo en el relato que se va a leer –y que no es un cuento, o que, si lo dudáis, es un cuento malo- un personaje que viene a desempeñar el papel de lector”. Muy bien, Diderot.
¿Este post que el lector tiene en sus manos es más que un post? Pues lamento defradudarle. Porque si Magritte y Diderot renegaban de la denominación del dibujo o de la historia porque allí había algo más; en este caso debo rechazar la denominación de post porque aquí hay algo menos: estos párrafos no llegan a ser un post porque no tienen contenido alguno, ni propósito, ni nada. Y en consecuencia: esto no es un post. No llega a ser un post. Es menos que un post. (Alguien tenía que ir en el otro sentido, qué se le va a hacer).