El Ministerio de Defensa, al parecer, no quiere que se vuelva a hablar del Palacio Real. Nada. No existe. Al menos en determinados ámbitos no hay “palacio real” que valga. Me explicaré. En el proceso de redacción del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid se planteó la posibilidad de dedicar una parte de ese edificio a un uso civil. Me refiero al entorno del maravilloso, verde y sugerente Patio de Saboya, que está situado en el arranque de la calle de San Quirce, al oeste del patio principal.
¿Razones para esa propuesta? La primera, el deficiente cuidado de esa galería que se ha venido llevando hasta ahora. Así, por ejemplo, sin consideración de sus valores históricos, se llegó a construir una piscina en medio del jardín, para uso de los militares. La segunda, su potencialidad para impulsar la zona (un entorno clásico de enormes posibilidades), llegándose a hablar del posible emplazamiento allí de un Museo del Cine. Y la tercera (no es cosa menor), la enorme deuda que el Ejército tiene con la ciudad, a la vista de las operaciones que en 1941 llevó a cabo el “Ramo de Guerra”, enormemente injustas con la ciudad. Por resumir: el coronel que ejercía entonces de alcalde forzó una permuta por la que la ciudad cedió 82 has. (de las que parte, incluso, tuvo que comprarlas) a cambio de otras 13 has. que el Ejército endosó al Ayuntamiento; comprometiéndose éste a llevar a las primeras el ferrocarril y el agua, y a construir las infraestructuras para los nuevos suelos militares que se requirieron. ¿Hubo equidad? Corresponder, aunque solo fuese con un gesto, a aquel esfuerzo no estaría de más.
Pero en el debate del nuevo PGOU con Defensa no se llegó a un resultado satisfactorio. El Ministerio se opuso radicalmente a cualquier solución. Y en el nuevo PGOU no se forzó ningún cambio de uso. Se dejó todo abierto. De forma que sería (y es) posible dedicar a otras actividades todo o parte del inmueble. Y una posible permuta posterior o la gestión compartida para otros usos de un sector del palacio seguía (y sigue) siendo posible. Pero desde Defensa, temerosos no sé de qué, quisieron eliminar cualquier rastro de la propuesta que se hizo en su día, aunque ninguna de esas huellas tuviese consecuencia legal alguna. Nada. No querían que quedase ningún indicio de lo que se había hablado.
Y utilizó Defensa la prerrogativa del informe vinculante que la legislación urbanística prevé para la redacción de un nuevo PGOU. Tal informe, que debe evacuar el Ministerio, está pensado para controlar que con la nueva ordenación no se afecte a decisiones estratégicas de la Defensa. Es un informe, por tanto, de índole estrictamente militar. Pero se utilizó aquí, como digo, para vetar cualquier referencia a una posible operación futura de cambios en el Palacio. (Todo ello junto a otras imposiciones puramente inmobiliarias, por las que pretendía obtener mejores resultados económicos en otros suelos, que nada tenían que ver con la Defensa Nacional).
El caso es que en aquel informe (vinculante, repito) se exigió la eliminación radical de cualquier referencia al Palacio Real. Y así, en el último Consejo de Medio Ambiente, Urbanismo y Ordenación del Territorio celebrado se reclamó la eliminación de la expresión “Palacio Real” en la única frase en que se había mantenido de todo el documento. Se requería eliminarla de la Memoria del Plan para que nunca jamás, en ningún sitio, se pudiese leer la expresión «Palacio Real». Ni siquiera en la denominación de la zona en que éste se encuentra. De manera que donde se decía “Sedes judiciales – San Pablo – Palacio Real”, para denominar ese entorno, de ninguna forma se dijesen esas dos últimas palabras. Palacio y Real.
En fin: un problema difícil. Obviamente, la primera opción que se nos vino a la cabeza para atender esa demanda de Defensa, fue la utilizada por el anterior presidente del Gobierno al referirse a Rodrigo Rato, que tanta fortuna hizo. Si Rajoy dijo “esa persona de la que usted me habla”, aquí podríamos decir: “Sedes judiciales, San Pablo y ese edificio del que usted me habla”. Aunque finalmente hemos optado por proponer algo mucho más soso: “Sedes judiciales – San Pablo – Edificios del entorno de la plaza”. Queda raro, desde luego. Pero cumple. A ver si hay suerte.
(Fotografía del Palacio Real de Valladolid. Autor: Luis Fernández García, 5 de julio de 2018. Wikimedia Commons).
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