Sé que hay que hablar del 15-M y de la inmunidad de rebaño (por cierto: qué cosas se leen de uno y otra). Que hay que seguir pensando en las elecciones de Madrid y sus derivadas. Y comentar el corte de pelo de Pablo Iglesias. Pero la noticia del mes ha sido, sin duda, la revelación de R. James Woolsey, antiguo director de la CIA (con Bill Clinton), al asegurar que tiene la prueba del contacto entre humanos y extraterrestres.
Con todo, a la espera de sus revelaciones, y por si fuera útil, me permito sugerir dónde podría darse el próximo encuentro. En un lugar extraño, una ciudad de la que se ha reprochado su pésimo diseño, pero que “llega uno a preguntarse hoy si no se ocultaba una gran sabiduría en ese `mal trazado´ que aún parece dictado por la necesidad primordial -tropical- de jugar al escondite con el sol, burlándole superficies, arrancándole sombras”. Y construyendo finalmente toda una “conspiración de invisibilidades”.
Podrían citarse allí, en esa tierra habitada por el árbol más extraño del mundo. La asombrosa ceiba, incólume ante huracanes, refulgente a los rayos de la tormenta, de la que “nadie se atreve a impugnar su divinidad”. Y allí también, donde han vivido seres tan extraños como alguno que fue sucesivamente acróbata y trapecista, payaso y nadador, cruzando a nado innumerables veces la bahía para llevar información a la insurrección, y que fue también el autor de canciones tan extraordinarias como ésta.
Al escucharla se pueden leer los comentarios de youtube, alguno de los cuales nos ofrece una pista clave, que con seguridad también ha de servirle al Sr. Woolsey: “Cuba qué grande eres, tu música de otro mundo, si no crees en extraterrestres en Cuba viven”. De nada.
(Las primeras citas son de Alejo Carpentier en «La ciudad de las columnas». La imagen es de Sindo Garay, y procede de youtube.com. La cita final, de hace 4 años, es de Francisco Goenaga).