Del corazón mecánico de los relojes surge el tictac que nos hipnotiza. “Paralelamente a la propagación de la escritura y el aumento del papel de la moneda en los cambios, a partir del siglo XII comienzan mutaciones también en la arquitectura temporal (…). Hace su aparición el tiempo de los relojes” (Pomian). Su funcionamiento concernía a todos los habitantes de la ciudad. “Porque fue la capacidad de hacer público el tiempo, tocando las horas, tanto con cielo cubierto como despejado, tanto de día como de noche, lo que llevó a las ciudades, una tras otra, a instalar relojes, unas veces sobre la torre del ayuntamiento, otras, sobre el campanario de la catedral”. Galileo descubrió las leyes del péndulo y pensó en utilizarlo para medir el tiempo. Y poco después Huygens inventó el revolucionario reloj de péndulo, el más exacto. El mismo péndulo del que se valen los hipnotizadores para la sugestión.
Del interior metálico de nuestro smartphone llega el Tiktok que nos fascina. Paralelamente a la alfabetización digital y el “desafío al papel de los bancos centrales y las instituciones convencionales en el sistema financiero”, en los últimos años asistimos a mutaciones en la arquitectura de las relaciones personales y sociales. Hace su aparición una generación de “nativos digitales” que “interactúa con lo mediático de forma orgánica” (F. G. Gil). El funcionamiento de las nuevas redes concierne a todos los habitantes del mundo. Porque tiene la capacidad de redefinir lo público y lo privado, con cambios que atañen a lo social y político, en un tiempo único en todo el planeta (que no distingue el día de la noche). Y ha llevado a todas las instituciones y cada vez a más personas a título individual a abrir cuentas en las redes de mayor difusión.
No sabemos quién será capaz de formular las leyes de la inteligencia artificial que se pregonan. Pero ya tenemos quien nos recuerda su poder adictivo e hipnótico. La escritora china de 25 años Zhang Qifang ha dicho sobre Tiktok (en una cita muy repetida): “Es el opio del siglo XXI, un obstáculo para el desarrollo del ser humano. Si quieres destruir el futuro de un chaval, deja que se descargue la aplicación. Es un algoritmo que devora tu tiempo con contenido vacuo. Ofrece orgasmos breves y repetitivos que insensibilizan. Y reducen al mínimo la capacidad de atención de la gente”. Así se las gasta.
(Imagen: procedente de eldiario.es).