Dediquemos este post tan solo a citar, en este frío día de enero, siete apuntes del monumental libro Sobre la movilidad en la ciudad (Barcelona, Reverté, 2007), del que es autor Manuel Herce, Premio Nacional de Urbanismo y Medalla al Mérito Profesional del Colegio de Ingenieros de Caminos.
1. La intermodalidad. Cada modo de moverse tiene unos requerimientos de demanda y distancia de desplazamiento que obligan a confiar en la intermodalidad como respuesta. “Éste es el gran desafío de la gestión de la movilidad actualmente: cómo determinar el medio más idóneo en cada espacio del sistema, cómo restringir en él cada uno de los otros medios de desplazamiento y cómo hacer eficaz el uso combinado de varios modos, la ‘intermodalidad”.
2. El automóvil. Es necesario determinar una red de acceso y distribución de vehículos privados en la ciudad y “definir, por su negativo, un espacio público urbano donde el coche no tendrá cabida o la tendrá en condiciones restringidas de uso. Es una opción que contempla también que el automóvil necesita su espacio, en el convencimiento del papel que este tipo de vehículos ha de desempeñar todavía en una movilidad concebida al servicio de todos, y donde una parte de los desplazamientos desde o hacia la periferia de la ciudad ha de seguir realizándose en este tipo de vehículos”.
3. El transporte colectivo. “El gran desafío de la movilidad urbana es lograr un mayor uso del transporte colectivo”. Y un factor clave es “tratar de mantener una apropiada velocidad comercial de los autobuses. Es obvio que la mejor garantía para eso es la existencia de un carril reservado asociado a la regulación de los semáforos -cuando la hubiera- ligada al recorrido del autobús”.
4. Peatones y bicis. “Quiero insistir en que el fomento del caminar en la ciudad depende de la creación de una red de ‘itinerarios adaptados a peatones’, con espacios propios, cuya lógica no es totalmente coincidente con la de las áreas restringidas al tráfico de coches”. Y por otra parte, “la bicicleta ha comenzado a recuperar su presencia en el espacio público de la ciudad, con un ritmo y una potencia que obligan a pensar que estamos ante un proceso irreversible”.
5. La distribución de mercancías. “La escala local se ha revelado como un marco de concertación escaso, sobre todo para los municipios de tamaño medio, tan a menudo alejados de los lugares donde se gestiona el transporte de mercancías. Por eso se ha comenzado a entender que son otros los ámbitos espaciales de la organización logística y que las políticas locales han de inscribirse en ellos como eslabón final”.
6. Las infraestructuras. “Se trataba de la ampliación de la ciudad sobre la base de la construcción y extensión de redes de infraestructuras, lo que marcaba una espiral de crecimiento en la que lo que aparentemente era la causa (la demanda de crecimiento) en realidad era el producto que se buscaba (la generación de más plusvalía urbana)”.
7. La resistencia. “Por desgracia, llevamos tantos años basando el desarrollo urbano y la movilidad en el automóvil, que alterar ese modelo no va a ser nada fácil y requerirá no solo adoptar medidas potentes para el fomento del transporte público, sino también asociarlas a la restricción del uso del automóvil”. Y también: “Fue dura la batalla por el establecimiento de áreas de peatones en los núcleos más sensibles de las ciudades”. Y por último: “La obviedad de la necesidad de cambio contará -ya está contando- con una fuerte resistencia”.
(Imagen procedente de “El desafío de la nueva movilidad urbana”, publicado el 20 de mayo de 2020 en forotransiciones,org: Multitud-ejercicio-Paseo-Castellana-Madrid).