No es fácil. Unos van y ofrecen un texto. Hasta ahí vamos bien. Perfecto. Lo firmo. Quizá no me guste mucho, pero me gusta firmarlo. Vale. Lo firmo. Pero ¿qué pongo? ¿Persona humana? No. ¿Mi cargo? Depende, quizá no sea lo suficientemente relevante. En fin, es un problema. Hace unos días la “respetada revista de izquierdas editada en Nueva York” Harper’s, publicó una carta titulada «Sobre la justicia y el debate abierto» que estaba muy bien. Enseguida llegaron las adhesiones. Lo firmaron “decenas de intelectuales anglosajones”, como Martin Amis, Anne Applebaum, Noam Chomsky, Michael Ignatieff, Mark Lilla, George Packer, JK Rowling o Salman Rushdie, “muchos de ellos de izquierdas y en gran parte mayores de 45 años”. Es genial cómo se dan las noticias. “De izquierdas y en gran parte mayores de 45 años”. Iimpresionante.

El caso es que han llegado a España las adhesiones. Y me he puesto a mirar quiénes firmaban. “Vargas Llosa y otras 100 firmas apoyan el manifiesto Harper’s por la democracia”. Vaya. Vargas Llosa y otros voluntariosos. En fin. Pero he visto cómo firman algunos, y la verdad es que me ha encantado. Verdaderamente candoroso. La mayoría firman con su profesión. Muchos con la empresa donde trabajan (lo cual es un poco raro, la verdad. Soy periodista, pero “en El Mundo”). Y algunos nos dicen su profesión pero con añadidos. Una dice que es escritora, pero “feminista”. Otro “escritor y miembro de la RAE”. Vaya. Óscar Tusquets hace una broma: “artista disperso”. Otra mujer nos indica que es “exeurodiputada”. O sea, informa de lo que fue, no de lo que es. Pero los mejores son, para mí, Borja Sémper: “expolítico” (madre mía, qué presentación); y el mismísimo Vargas Llosa. ¿Cómo firma? ¿Como escritor, articulista, pensador, hombre providencial? No: firma como “Premio Nobel de Literatura”. Y solo me queda suplicar al destino que no me den el Nobel de Literatura para no tener que firmar así.

(Imagen procedente de www.nytimes.com/2018).