Hace algunos meses (año y pico) se publicaron, en este mismo blog, unas notas sobre el arte público. Allí se hablaba de su función y de la dificultad de acertar. Y se relacionaba todo ello con actuaciones en Valladolid, donde se pueden ver obras muy notables (un ejemplo singular y ambicioso, reciente, de la Concejalía de Cultura: «Distrito Vertical»).
Y se concluía en aquel post aludiendo a dos propuestas de ámbito global, que podrían ponerse en marcha. Diez itinerarios culturales, por un lado. Y un proyecto de intervención a lo largo del ferrocarril, por otro. Desarrollemos ahora algo más ambas propuestas. (Arriba y abajo: algunos ejemplos escultóricos de las últimas décadas).
Los diez itinerarios
Se trataría de cubrir, con una serie de recorridos culturales (de historia e intervenciones ex profeso) toda la ciudad. Con el empeño de poner en valor la ciudad existente. Mediante la formulación de itinerarios intencionados que puedan servir de acicate para conocer la historia urbana y la arquitectura de interés, y valorar más lo que se tiene. Una propuesta que se planteó ya hace tiempo por el Grupo Municipal de IU, y que fue aprobada por el pleno municipal en octubre de 2013.
Va en la línea, ciertamente, de otras muchas actuaciones menos sistemáticas, pero constantes. Como las que realiza, con cierta frecuencia y en distintos ámbitos, Jesús Anta (un ejemplo reciente, la ruta guiada de junio de este mismo año, con motivo de las fiestas de la Rondilla). O la colocación de placas en honor a tres vecinos notables del barrio de San Juan, colocadas por el Ayuntamiento a propuesta de la Asociación Vecinal Bailarín Vicente Escudero, en octubre pasado. (Abajo: imágenes de ambos ejemplos).
Con el diseño de las rutas y la colocación de signos (placas, explicación de imágenes existentes, colocación de nuevas piezas) se quiere promover una lectura más documentada y atractiva del paisaje urbano. Para lo cual se seleccionan algunos elementos existentes de interés, se añadirían otros de nueva creación (con la colaboración de artistas locales) y se constituirá un recorrido con nombre propio, que pueda identificarse bien y seguirse bien. Que además (ya se ha dicho) darían valor a todos los barrios. Pues la ciudad no tiene por qué entenderse con el reduccionista esquema de “centro” y “barrios”, sino mejor concebirla como articulación de varios ámbitos de similar valor, uno de los cuales sería el centro histórico. Por decirlo de otra forma, las Delicias o la Rondilla tienen más historia que muchos otros centros urbanos que se protegen con esmero.
Los itinerarios se definen sobre el actual callejero. La mayoría están pensados para peatones, pero en algunos casos se proponen también derivaciones hacia espacios urbanos más alejados, que se recorrerían en bici. Por supuesto, los enlaces entre los primeros y los segundos se prevén en lugares apropiados, generalmente puntos de préstamo de bicicletas. Por otro lado, se recorren los barrios buscando en ellos trazas de su historia, signos del territorio en que se asientan (y de la naturaleza en la ciudad), ejemplos de arquitectura o urbanismo relevantes, recuerdos de episodios históricos (de historia lejana y de historia reciente) y puntos de vista y miradores del paisaje especialmente atractivos. En todos estos sentidos intentarán aglutinar y servir de cauce como un elemento más de la ciudad educadora.
Pero también acogerán episodios de arte urbano de nueva creación que irán poblando esos mismos recorridos, dotándoles de nuevos atractivos. En tal sentido podrían promoverse iniciativas entre el vecindario, escolares y artistas de la ciudad para ir densificando esos itinerarios con propuestas inéditas y quizá sorprendentes. Por supuesto, se marcarán de alguna forma esos paseos, con información completa (o incompleta, que estimule al visitante a encontrarlos y reconocerlos). Podrían disponerse fotos antiguas o incorporarse textos y referencias en los puntos clave.
Aunque hay numerosos ejemplos de formación de itinerarios culturales semejantes que afectan a áreas concretas, con alcance general de toda la ciudad no conocemos ninguna actuación de este tipo. En ámbitos concretos (zonas, barrios) hay muchas ciudades que han creado rutas de este tipo que funcionan bien. Entre los muchos que pueden sernos útiles, nos ha parecido especialmente atractivo el del nuevo sector de Arabianranta, de Helsinki. (A continuación, la planta del barrio y algunas imágenes del curioso repertorio formulado allí).
Los recorridos que se proponen aquí tienen una extensión variable entre los 4 km del más corto y los 8 Km del de mayor desarrollo. En último término se trata de trabajar por una ciudad más amable. Que se gusta, valora sus barrios y trabaja por dotarles de más contenido. A los efectos de organizar los recorridos de manera operativa se han planteado en las diez zonas de la ciudad, aprobadas en 2019, que incluyen los distintos barrios con una lógica territorial. Avancemos una primera formulación. Primero el plano general, con los 10 recorridos, y a continuación la descripción más detallada de cada uno de ellos.
Veamos, como hemos dicho, las diez zonas.
El itinerario del eje ferroviario. Un acceso valioso a la ciudad: el camino y el árbol.
Como ya avanzamos, podría proponerse otro itinerario de nueva creación que se sumaría a los 10 anteriores. Serían, por tanto, diez+uno. Pero hagámonos eco, antes de seguir, de una propuesta (de hace casi 20 años) de Michel Tournier, para quien los conceptos-clave del pensamiento van a pares, “pues cada uno posee un ‘contrario’ no menos positivo que aquél”. Y la atención simultánea a ambos, cuando es posible, suele ser fecunda. Pues “un concepto aislado ofrece a la reflexión una superficie lisa en la que aquélla no puede morder. En cambio, opuesto a su contrario, estalla o se hace transparente y muestra su estructura íntima.
Y así, por ejemplo, nos indica (en El espejo de las ideas, un libro precioso) que gracias al tenedor, la cuchara muestra su dulzura maternal. Que la luna sólo nos dice lo que es cuando está a pleno sol. Que la cultura sólo deja asomar su fuerza disolvente en presencia de la civilización. El cuello del toro se pone en evidencia gracias a la grupa del caballo. El arte junto a la ciencia. El sauce frente al aliso. Arlequín haciendo referencia a Pierrot. El ser y la nada. La sal y el azúcar. El perro y el gato. El agua con el fuego. O el árbol al lado del camino. (Abajo, algunas imágenes de los contrastes citados, empezando por la luna de día, en Asturias).
Con la integración ferroviaria la última pareja se potencia. Pues no hay imagen más poderosa de la fuerza del horizonte que verlo desde el punto de llegada o de partida de los viajes: el puerto en el mar, la estación de los trenes. Esa lejanía que se observa desde las estaciones o la curva del río cuando avanza; la potencia que induce al movimiento en el camino junto a la estabilidad enraizada de la estación o el puerto, de la ciudad. Y los viajeros que llegan en el tren viendo desde la ventana el paisaje urbano, la ciudad que los recibe.
Pero es que también se podía trabajar con la idea de contraste entre las dos caras disponiendo parejas de arte público a ambos lados de las puertas, en los pasos, donde las dos caras se miran. De manera que junto al ferrocarril que anuncia el viaje y la ciudad que permanece quieta, un conjunto de parejas que ilustren los dos ámbitos urbanos que se dan la mano.
Ya hubo contactos para promover alguna obra importante en uno de los primeros pasos, en 2019; pero las circunstancias posteriores aconsejaron ralentizarlo. (Abajo, dos estaciones desde las que se ve partir las vías -de la web del TLF-Rail- o llegar los trenes -St Lazare de Monet-; o la literalidad de la estación como árbol, en la estación de Kayashima, al norte de Osaka, donde en la ampliación de las instalaciones se ha respetado un viejo árbol de 700 años).
¿Cuál puede ser el trabajo, en este ámbito, para el próximo año y medio? Creo que con diseñar los proyectos completos e intentar poner en marcha alguna pieza que los iniciase sería un buen logro.
(Imagen del encabezamiento: procede de todofondos.com).