Blog de Manuel Saravia

Antes de nada

Antes de entrar en el debate de cada una de las medidas de la ley de vivienda que se anuncia hoy. Antes de comentar lo que podría haber sido. Contrastar con lo que se reclamaba y reclama. Lo que hay en otros países. Lo que podría hacer la ley, no solo por la vivienda, sino también por la economía o por la sostenibilidad. Antes de hablar de la relación entre la ley estatal y las leyes de las comunidades autónomas. Antes de sorprendernos (o mejor: de no sorprendernos) porque para hablar del derecho a la vivienda no haya un solo medio de comunicación (ni uno solo) que no acompañe la noticia con imágenes de grúas y nuevas casas, como si en las grúas y las nuevas viviendas radicase lo esencial del derecho a la vivienda o lo esencial de la ley. Antes de contrastar lo que pedimos, en su día, a la nueva ley desde el Ayuntamiento de Valladolid, al dirigirnos al Ministerio.

Antes de todo lo que queramos… la lectura de cada una de las medidas que, según se ha dicho hoy mismo, recogerá la ley, es un avance claro, nítido, en favor del derecho a la vivienda y de los inquilinos. Por supuesto que habrá que mejorarla. Pero será mucho más fácil partir de un texto como el que se anuncia que es, sin ningún género de dudas, favorable para quienes se encuentran en peor situación para disponer de una vivienda. Eso sí: a Feijóo, para quien la política de vivienda ha de consistir en “construir más pisos”, lo que le preocupa, al parecer, no son los alquileres ni el acceso a la vivienda de quienes no pueden entrar en el mercado, sino “que a ERC y Bildu ‘le interese la política de vivienda’ de España”. Un estadista, no cabe duda.

(Imagen: Viviendas del Ayuntamiento de Zaragoza de alquiler social. Procedente de heraldo.es).


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