Sumar es un verbo (o sea: acción). Más aún: un verbo transitivo (es decir, que se vuelca hacia otro objeto. Se suma algo. Por ejemplo, esperanzas, deseos. Efectivamente, el bachillerato tiene sentido). Significa realizar la operación aritmética de reunir varias cantidades (llamadas sumandos) en una sola (llamada suma) que integra a los anteriores. Y esto es así, más o menos, desde Cicerón.

También se denomina sumar al conjunto de todo lo que representa un saber. Y ahí está la Summa Theologica de Santo Tomás, el compendio absoluto y completo de toda la teología. O la recopilación (o sumario) de la justicia social, por ejemplo, allá donde se quiera recapitular.

Pero el origen de la palabra sumar en castellano, según el Diccionario Etimológico de Corominas-Pascual, es mejor aún. Pues indica no solo una operación aritmética ni únicamente la síntesis, por ejemplo, de la justicia. Ya que también es: lo más elevado y notable de algo. Somo, del latín Summus, que significa lo más alto. Y así “en somo” será «encima». Summus collis: el collado más alto. «Asomar»: aparecer en lo alto de un cerro o de un camino. Y Summa, nuevamente: lo más alto, el total.

Lo que nos lleva finalmente a lo que ya sabíamos: Sumar puede ser, para nosotros, lo que integra los sumandos de la justicia social. Y que representa lo más alto, lo mejor en ese mismo campo del que hablamos: Sumar. Llevar algo a su apogeo. Algo, sí, que ya intuíamos. Ánimo, Yolanda.

(Foto: de la portada del Diccionario cit.).