El bonito conjunto de demoliciones, arrumbamiento de derechos y concentración de negatividades sociales y rencores en que se resume la tarea de esa formación política dedicada a la antipolítica, denominada Vox, hoy se ha incrementado con la supresión del Serla. Magnífico. La técnica ha sido en esta ocasión extraordinariamente imaginativa: suprimir su financiación.
Algo que el PP ha asumido de buen grado, aprobando unos presupuestos que contemplaban el recorte. Perfecto. Porque Mañueco dice no aceptar lecciones de la izquierda: solo lecciones (magistrales) de la extrema derecha. También es un buen aprendiz el Sr. Carnero, que ya en 2019 explicaba que “nadie había dicho que pactar con Vox fuera ilegal” (un precursor). Ambos dirigen con precisión de reloj suizo un gobierno que ofrece una magnífica sensación de saber adónde va: a donde Vox les exige que vayan.
Como todo el mundo sabe, el Serla es una entidad peligrosísima. Creado en 1997, este Servicio Regional de Relaciones Laborales de Castilla y León pretende resolver, de forma sencilla, “mediante la conciliación, las diferencias surgidas en las controversias laborales, colectivas o plurales”: intentando el acuerdo o estableciendo un arbitraje. Lo que todo el mundo entiende por “comunismo”. De manera que el Consejero de Industria, Comercio y Empleo, cuyo principal objetivo en esta tierra de los vivientes es el de cazar comunistas, ha decidido cerrarlo.
Enhorabuena. En 2022 se realizaron en el Serla 3.534 procedimientos de conciliación. Pero ¿a quién le importa?
(Imagen del encabezamiento: Derribo de un hospital, 2008. Procedente de Wikipedia.org).