Una cúpula geodésica es, según Wikipedia (qué seríamos sin ella), parte de una esfera geodésica, un poliedro que puede generarse de cualquiera de los sólidos platónicos. Buckminster Fuller la patentó en 1954. La cúpula que construyó para el pabellón americano de la Expo67 fue un éxito. Y poco antes ya había tenido la idea de cubrir parte de Nueva York con una enorme cúpula que serviría, entre otras cosas, para controlar el clima y la vida urbana (ver abajo ambos proyectos). En la actualidad, «los domos geodésicos pasan por ser las estructuras idóneas para instalaciones Lunares y Marcianas». En Valladolid se ha planteado una construcción de este tipo, aunque de dimensiones mucho más modestas, pero con un enorme atractivo de diseño.
Cuando se licitó la obra de la plaza-parque de la Comunicación, actualmente en construcción, quedó sin adjudicar el elemento más simbólico: una pieza semiesférica (algo más que semiesférica) que alojará un escenario para actividades al aire libre, diseñada por Jaime Llabrés y constituida fundamentalmente en acero, uno de los materiales que más ha aumentado su precio (más que triplicado) en los últimos dos años. No es de extrañar que lo que se proyectó y calculó en 2020 quedara fuera de precio cuando se licitó. De manera que se ha actualizado el coste (inicialmente de 325.000 euros de ejecución material) y volverá a salir a licitación.
Pero es interesante, por su singularidad (y atractivo), recordar sus características. Una edificación (“cúpula con forma geodésica”) de 13,12 m de altura, compuesta por tres tipos de triángulos, que generan en sus uniones formas geométricas como pentágonos y hexágonos. Unos triángulos compuestos por perfiles huecos acabados en caliente de tipo cuadrado, mediante el empleo de uniones atornilladas en sus piezas interiores. Las imágenes siguientes son expresivas de este diseño.
(Imágenes: procedentes del proyecto).