Blog de Manuel Saravia

Circular y Vadillos, un esfuerzo más

Notas iniciales, para abrir el debate

Dos distritos en torno a sendas plazas importantes: Circular y Vadillos. En uno todo gravita alrededor de la gran plaza redonda, en otro todo confluye, en radiales, hacia la plaza de Vadillos (que ahora cuenta con otra plaza nueva en el borde, la de la Danza, con su aparcamiento para residentes y el centro de salud). Un eje común compartido: Pérez Galdós.

Casas y calles. Al oeste de la Circular hay una parte del barrio de San Andrés. Y entre Circular y Vadillos, con un callejero más enrevesado, el PGOU propuso un montón de lo que llamaba “unidades de ejecución” con la intención de “esponjar”. Bastantes de ellas, aunque han tardado, han acabado por salir, dando lugar a espacios como el de la placita de la Vía, otra entre Juan Bravo y Bailarín V. Escudero, o la plaza en la calle Porvenir, aparte de otros ensanchamientos como el de Veinte Metros. El barrio se ha beneficiado de una operación en el borde: el acondicionamiento del Esgueva. Y confían en que se repita la historia con el otro borde, apoyado en el soterramiento del tren. (No está de más recordar que aquí el ferrocarril va muy por encima del nivel de la calle, lo que ha permitido un paso amable para peatones y bicis, cerca del río).

Son barrios residenciales. Tienen una actividad comercial de barrio, en torno a las plazas y los ejes principales (Pérez Galdós y Nicasio Pérez… y Nicolás Salmerón y Tudela). Hay una concentración de usos en los bajos comerciales con mucho garaje y encerraderos, así como locales dedicados a la venta de maquinaria, piezas, etc. En la historia, acordarse del Esgueva, de los Talleres de Miguel de Prado y La Cerámica. Miguel de Prado se transformó en los 70, con una promoción grande de viviendas con un gran garaje con entrada desde una de las calles que, aunque abierta, es privada. Y La Cerámica se ha mantenido hasta hace poco tiempo, en que a la vez que se construía el aparcamiento de residentes se prolongaba la calle Nicasio Pérez hasta La Unión. También durante bastante tiempo ha estado enquistada otra pieza que finalmente se ha resuelto: entre la calle Santa Lucía y los Vadillos. Es un barrio, por lo tanto, muy transformado en los últimos años.

La plaza Circular costó que saliera: primeros dibujos en la década de los 80 del siglo XIX, pero todavía en los primeros 60 estaba sin hacerse el círculo completo. La Plaza de Vadillos era una zona atravesada por el Esgueva. Entre la plaza y el actual curso del Esgueva el plan de Cort, de 1939 proponía una zona amplia de jardines, que en 1963 se ocupó con un núcleo de viviendas muy denso (calles Bécquer, Azorín, etc.; en alguna zona los vecinos casi se pueden dar la mano).

Estilos de vida. Circular tenía 14.746 habitantes en 1986, y ahora 11.146 (enero 2010). Y Vadillos 6.454 en el 86, y ahora 4.705. En total ahora suman 15.851: se ha perdido el 25% de la población en 25 años. La superficie es del orden de 80 has. (calculada a ojo): poco más de 50 m2 por habitante. La densidad de viviendas es de unas 100 viv./ha. El porcentaje de población extranjera es de 9,5% en Circular y 11,3% en Vadillos, mientras que la media de Valladolid es de 6,4%. Destaca que la tasa de juventud es del orden de la mitad de la de toda la ciudad. Aunque la de ancianos es similar a la media: muy pocos jóvenes, por tanto.

Las plazas funcionan como atractores: tanto Circular y Vadillos como la de la Danza son lugares de reunión y actividad de los críos y descanso. La vida se concentra también en los ejes comerciales ya comentados. Mientras que el resto del callejero tiene un uso muy local. En algún caso incluso muy cerrado (como el polígono de la Constructora Imperial, de Martín Arranz –el de la Rondilla-). Sin llegar a las estrecheces de éstas, las calles son poco anchas (es conocida la historia de la calle Veinte metros, que estaba prevista con esa anchura y al final quedó con la latitud de hoy. El ferrocarril marca claramente tres calles y las condiciona: todo el borde y las dos de los túneles (Casasola y San Isidro).

Ámbitos. El entorno de San Juan, había que haber apostado por un tratamiento más blando. Hay árboles, aunque sean pequeños. Pero se han peatonalizado calles, se han urbanizado con cuidado. El cruce de Pérez Galdós y La Cerámica ha ganado mucho. En el grupo de viviendas de los años 60 (la promoción de García Lobato – García del Pozo, situada entre la iglesia de San Juan y Pérez Galdós hay terrazas en las calles peatonalizadas, como Marienma. Es una pena que en el encuentro de esta última con Pérez Galdós no se haya hecho una plazoleta. Se agradecen los parterres verdes de Silió. En toda esta zona se han ido haciendo cosas. Pero falta un esfuerzo más, para que se vaya hacia atrás. Aquí tienen su sede las asociaciones de vecinos de “Vicente Escudero” (en calle Veinte Metros, que incluye Circular, Vadillos y además San Juan) y de “Distrito 05” (en la calle Industrias).

Quejas y contentos. En estos dos barrios se hace más evidente la presencia del borde del ferrocarril que en Caño Argales. Al ser un tema enquistado, que se ha dejado deteriorar, pesan en exceso las condiciones poco amables del borde (curiosamente mucho peores que las de enfrente), y desde luego se echa en falta la comodidad de accesos al otro lado del barrio. Porque no sólo hay que ver la ciudad desde la periferia hacia el centro, sino también la comunicación en otro sentido. Pero sobre todo esto volveremos en los próximos días.

Fijémonos ahora en otro aspecto. El escenario de las calles nos lleva al asunto de los coches, los usos de los bajos y, en ellos, el peso del mantenimiento. Con esos usos que comentamos antes, se debería exigir en las calles un tratamiento un poco más amable: liberarlas de coches, plantar algún árbol más, etc. Se ven bastantes locales vacíos, o incluso algunos que por lo que parece no han sido ocupados nunca.

El problema de los aparcamientos de residentes. Aquí tenemos dos aparcamientos recientes: el de la Cerámica y el de Circular. Conviene tener claro algunas cosas. Primero, que hay muchas zonas en la ciudad que se construyeron sin prever aparcamiento alguno. Si se pretenden mejorar las condiciones de los residentes, que sigan siendo barrios con vida residencial (este sería el argumento principal para los barrios del centro), igual que se procura colocar ascensores, también hay que resolver este déficit de garajes. Tanto en los ascensores como en esto, llegando a utilizar el espacio público. Ahora bien: conviene pensar esta solución siempre como un mal menor. La ocupación de suelo público para un uso privativo tiene sus pegas: se pierde un espacio de todos a favor de unos pocos, para empezar. Es fundamental mantener un equilibrio. Y en este equilibrio también pesan los límites que hay que poner al número de automóviles. Antes no se llegaba a un coche por familia, luego más de uno, ahora dos… ¿hasta dónde se sigue? Hay que hacer cuentas. Por cierto, el argumento vale también para los aparcamientos de superficie: mejor están seguramente abajo que arriba, pero aunque estén debajo también se debe tener moderación (tema accesos, densidad de uso, etc.).

En esta zona las calles están muy sobrecargadas, y al margen de los espacios que han ido surgiendo por las pequeñas operaciones de las “unidades de ejecución” (que ya de por sí permiten ubicar el aparcamiento debajo de los nuevos edificios que se construyen, y no en los espacios que se liberan), el espacio más factible de ocupar es el que marca la frontera con el ferrocarril. Ligado o no al soterramiento: incluso sin éste se podía llegar a plantear una solución adecuada. En esta zona, en el espacio fronterizo con el ferrocarril, es más complicado que en Delicias, pero podría ser. La distancia con las viviendas más alejadas es válida, adecuada. Hay que moverse un poco, darse un paseo, pero funciona.

(Imagen: Plaza de Vadillos, el 20 de julio de 2010. Foto: MS).


3 comentarios

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