Blog de Manuel Saravia

Música en el cielo de la noche

A muchísimos nos gustan (muchísimo) los fuegos artificiales. Son preciosos (“noctámbulos ardores” dijo Miguel Hernández); aunque “no duren más que el beso de un amante a su amada, si es que siquiera eso”. O quizá son tan preciosos precisamente por tan fugaces. No sé. Pero creo que es lícito verlos de alguna manera como “música celestial”. Y sin embargo son fuegos, y tienen su peligro.

En Valladolid, desde hace muchísimos años, se tiran desde la Villa de Prado (antes en la playa; y más antes, en la Plaza de Zorrilla). En este emplazamiento nunca ha habido, que yo recuerde, ningún problema. Pero este año, siguiendo esa bonita tradición, tan nuestra, de crear problemas artificiales donde no existen, al parecer hay que buscar otro emplazamiento. Vaya.

La novedad se soporta en dos elementos. El primero, que en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana figura (ahora) esta frase en la ficha de la parcela de la Villa de Prado, desde donde se tiran: “Se deberá prohibir la realización de actividades que puedan dañar el enclave, como es el caso de las inferencias derivadas de las actuaciones pirotécnicas en algún momento del año”. Estupendo. Es verdad que es solo una frase. Más o menos inocente. Pero que puede costar 100.000 euros. Vaya. Se incluyó en el PGOU porque lo exigió la Junta de Castilla y León (una imposición que está documentada, por supuesto).

El segundo elemento: hacer la peor interpretación posible de tal frase. Porque, para tirar los fuegos, hace varias decenas de años, se hizo allí una plataforma, que evidentemente, cuando se vaya a “poner en valor” el yacimiento, estorba. Que desvirtúa el terreno originario. Crece sobre él. La villa está a un lado de esa plataforma (incluso creo que una parte queda enterrada debajo del talud). Naturalmente todo eso habrá que modificarlo para que la villa se pueda leer y entender en el parque arqueológico que se construirá en los próximos años.

Es cierto que cuando se construya el parque arqueológico buena parte de los restos de la villa seguirán quedando enterrados. Pero arriba, por encima, se verá la disposición de los muros y habrá referencias a los mosaicos. Todo lo cual es, obviamente, incompatible con el mantenimiento de esa plataforma. Pero mientras no se haga esa obra de “puesta en valor” (con el consiguiente movimiento de tierra, etc.) los fuegos no afectan, según creo, a la integridad del yacimiento de ninguna forma.

Porque el problema es que no es nada fácil encontrar otro emplazamiento alternativo. Y menos hacerlo con la urgencia que plantea la Junta. Cuando se dijo (al hilo de una “noticia” de El Mundo) que los fuegos tenían que emigrar ya estaban en licitación los de este año en el emplazamiento tradicional. Las exigencias de separación de los espectadores y edificios próximos (BOE del 7 de noviembre de 2015) son amplias. Recordemos que desde que se incoaron como BIC los restos de la Villa de Prado (en 1980) el régimen de protección es el mismo que el que tienen hoy, y sin embargo se han autorizado fuegos todos los años sin problema.

Los especialistas no aprecian, al parecer, ningún peligro especial. En esa noticia de El Mundo del 28 de junio de 2021, Margarita Sánchez Simón, directora de las excavaciones, consideraba “remota la posibilidad de que los fuegos artificiales pudieran dañar el enclave protegido”. Y el propio director general de Patrimonio Cultural, Gumersindo Bueno, reconocía «que el riesgo derivado de un espectáculo pirotécnico sobre este recinto protegido es muy bajo –entre otras cosas porque está cubierto y es poco probable una afección directa sobre los restos”. Solo habría riesgo -decía- “en caso, por ejemplo, de un incendio”.

100.000 euros. Tal es el coste (según los informes técnicos de los servicios municipales) de recomponer la plataforma y todo lo demás en otro ámbito distinto, como podría ser el parque de las Contiendas, para albergar los fuegos. Es cierto que hay que estudiar un nuevo emplazamiento. Pero hagámoslo con calma. Porque “tirar” 100.000 euros para “tirar” los fuegos desde un emplazamiento nuevo, por el simple hecho de que se haya incluido aquella bonita frase en el PGOU (por exigencia de la Junta, sin que hubiera ningún análisis ni del riesgo ni de las repercusiones) no parece muy lógico.

Reforcemos la seguridad: incrementemos la profundidad de la plataforma sobre el yacimiento, añadiendo una mayor capa de arena sobre la plataforma actual; y aumentemos la dotación de bomberos al pie de los lanzamientos. Pero seamos sensatos. ¿Es lógico, en un año como éste, quedarnos sin fuegos? ¿Es lógico incrementar el presupuesto en 100.000 euros para cambiar el emplazamiento desde el que se han tirado los fuegos desde hace décadas sin ningún problema? En cuanto se desarrolle el proyecto del parque arqueológico se va a buscar otro emplazamiento, sin ninguna duda. Pero ¿hay que hacerlo ahora, a presión, con la máxima urgencia, sin que haya ninguna exigencia objetiva que lo reclame?

Por favor, los fuegos artificiales son preciosos. No renunciemos a ellos. Este año menos que nunca, por favor. Cuestan 75.000 euros. Pero ¿tienen que costar 175.000? Por favor, un poco de sensatez. Gracias.

(Imagen procedente de cacahuet.es/docs/2016/fuegos-artificiales-valladolid-6-septiembre-2016).

 

 


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