Debemos a Michel Tournier la lectura de dos actitudes políticas contrapuestas, tomando como referencia la caracterización de dos tipos de payaso igualmente enfrentados: el augusto y el payaso blanco. El payaso blanco y el rojo. Es muy curioso, y la verdad es que está muy bien. El primero, el blanco (sedas, purpurinas, lentejuelas y bisutería, sombrero de pico, zapatos de charol y una ceja negra “muy arriba de la frente para expresar su asombro altivo”), es elegante, distante, y se supone que inteligente. Burlón, insolente, irónico, con frases de doble sentido. Hace que la gente se ría de los demás, y especialmente del otro, del augusto. Eso sí: guarda siempre las distancias, permanece intacto.
El rojo, por el contrario, está ahí para recibir todos los golpes. Parece imbécil. “No puede permitirse ser guapo, ingenioso, ni siquiera digno de piedad, porque ello iría en contra del tipo de risa que tiene que suscitar”. El payaso rojo es todo lo opuesto al blanco. Ingenuo, noble, todo le parece bien. “Los primeros clowns Augustos tenían una apariencia natural como si hubieran entrado desde la calle a la pista del circo” (yapclown.wordpress.com). Luego caricaturizados, con cara de borracho y una narizota de pelota roja de goma, una boca inmensa, voz ridícula, andares torpes y zapatones enormes, todo estaba pensado en él para atraer las bofetadas y las burlas. Se dice que el augusto más grande de la historia fue el suizo Grock (que, eso sí, llegó a presentarse solo, durante dos horas, sin ningún compañero). Y que la primera mujer que actuó como payaso rojo fue la francesa Annie Fratellini, quien dijo (qué frase): “Cuando me maquillo de Augusto, tengo la sensación de ponerme guapa”.
Según Tournier, el partido rojo es el que tomaron Rousseau, Napoleón o De Gaulle, grandes payasos rojos. En el blanco estarían Voltaire o Tayllerand (testigos sarcásticos de su tiempo, calculadores “que maniobraban sin exponerse, sin poner en juego su libertad, sus bienes o sus personas”). También deberían incluirse ahí a Marchais, Mitterrand o Giscard d´Estaing, “puros payasos blancos”. Por supuesto, son todos franceses y es su opinión. Pero la pregunta podría ser, aquí y ahora: ¿quién, hoy en nuestro país, se la juega como augusto y quién se protege como payaso blanco? (La respuesta se la dejo al lector o lectora. Porque yo mismo, al no dar nombres, intento protegerme como payaso blanco. Aunque, la verdad, nunca se está a salvo de unas buenas bofetadas).
(Imagen: Karl Adrien «Grock» en una actuación de 1931, que puede verse, traducida, en https://www.youtube.com/watch?v=0w5QVVDgQeo).