Desde que en 1989 se estrenó la película titulada “Cariño, he encogido a los niños” no había vuelto a sentir una sensación tan grande de encogimiento como la que estamos viviendo estos días con el debate sobre el soterramiento de las vías del tren en Valladolid. Buff, qué pequeñez de argumentos.
Uno dice que si no hay dinero, “que se pinte”. Genial. Otro, que todos los políticos son iguales. Magnífico. ¿Quiénes deberían tomar las decisiones políticas: los militares, los curas, los funcionarios… o políticos de otro planeta, por ejemplo? Otro más sostiene que no se van a invertir en “permeabilización” más que 30 millones de euros. Le consta “porque se lo ha dicho un amigo”. Fenomenal. Para hacer ver lo bueno que es el soterramiento alguno habla de que “los niños y las niñas de uno y otro lado de la ciudad se puedan abrazar”, o algo por el estilo (me va a dar algo). Otros más ponen el grito en el cielo porque no se ha llevado a cabo una consulta que ellos mismos contribuyeron a imposibilitar… pero este debate sobre la consulta lo tendremos el martes. Seguro que será un debate de gran altura. A lomos de hormigas.
(Imagen procedente de http://www.cosedamamme.it/2016/01/22/20-film-da-ri-guardare-insieme-ai-bambini/)
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