Sí. La película era “Quiero ser como Beckham”. Pero yo quiero ser como Gelman. En el libro de Aurelio Arteta “La virtud en la mirada” se lee que quienes no han sido heridos por la vida carecen de experiencia acerca de lo fatal y se orientan principalmente por lo bello. Juan Gelman no renunció a lo bello (gajes del oficio de poeta), pero tampoco, y de qué forma –lo sabemos-, esquivó lo fatal. Se dedicó –dice Monsiváis- a “señalar las heridas escondidas del mundo y ponerlas en un lugar visible para que nadie se hurte a su obligación moral de enfrentarse con ellas”. Por eso fue “un poeta ferozmente político” del que “caen caminos para que los pies de la poesía caminen” (lo decía de César Vallejo, pero le vale a él). Una persona admirable.