Aún siendo interesantes por sí mismas muchas de las medidas del programa electoral con que Syriza se presenta mañana a las elecciones legislativas griegas, lo mejor, en mi opinión, es lo bien que suena el conjunto. Hay puntos como el de “realizar una auditoría sobre la deuda pública, renegociar su devolución y suspender los pagos hasta que se haya recuperado la economía y vuelva el crecimiento y el empleo”, que bien valen unas elecciones. Otras propuestas económicas también parecen más que razonables, como la de “un cambio en el papel del BCE para que financie directamente a los Estados y a los programas de inversión pública”. También encontramos enunciados que nos resultan muy familiares, como el de “cambiar la ley electoral para que la representación parlamentaria sea verdaderamente proporcional”. Pero lo mejor, repito, es el conjunto, donde resuena de nuevo un propósito de justicia social.
Son fundamentales las medidas relacionadas con una fiscalidad claramente progresiva y prohibición de los derivados financieros especulativos, como los swaps y otros. También hay que hablar de las nacionalizaciones previstas (bancos, antiguas empresas públicas de sectores estratégicos, hospitales privatizados), de la política militar (Afganistán y Balcanes, Palestina, Turquía, salida de la Otan) y europea (referendos vinculantes de los acuerdos europeos de importancia), o de su proyecto respecto al medio ambiente (energías renovables).
Pero el núcleo vuelve a estar en los derechos. Por supuesto, suprimiendo privilegios (combatir el secreto bancario, abolir “todos los privilegios de los parlamentarios” y permitir a los tribunales ordinarios procesar a los miembros del gobierno; y abolición también de los privilegios fiscales que disfrutan “la iglesia y los armadores de barcos”). Pero sobre todo, garantizar la materialización efectiva de los derechos a todas las personas.
Con medidas sobre la vivienda: Utilizar los edificios del Gobierno, la banca y la iglesia para alojar a las personas sin hogar; y establecer ayudas para quienes no puedan afrontar sus hipotecas. Con medidas sobre la salud: Ofrecer sanidad pública gratuita para las personas desempleadas, sin hogar o sin ingresos suficientes; aumentar los fondos para la sanidad pública hasta los niveles del resto de la UE; eliminar el copago en los servicios sanitarios. Con medidas sobre el desempleo y la seguridad social: Subir las prestaciones de desempleo para los parados; aumentar la protección social para las familias monoparentales, los ancianos, los discapacitados y los hogares sin ingresos.
Con medidas relacionadas con el trabajo: Igualdad salarial para hombres y mujeres; limitar el encadenamiento de contratos temporales y apostar por los contratos indefinidos; ampliar la protección laboral y salarial de los trabajadores a tiempo parcial; recuperar los convenios colectivos. Con medidas relacionadas con la inmigración: Garantizar los derechos humanos en los centros de detención de inmigrantes; facilitar la reagrupación familiar; permitir que los inmigrantes, incluso los indocumentados, tengan acceso pleno a la sanidad y la educación.
Con medidas, finalmente, sobre la comida: rebajas fiscales para los productos de primera necesidad; y puesta en marcha de comedores en los colegios públicos para ofrecer desayuno y almuerzo gratuito a los menores.
(Imagen del Canal de Corinto, procedente de megaconstrucciones.net)
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