Blog de Manuel Saravia

Cuando se levanta el coro

Ayer estuvimos, Grupo Municipal al completo, escuchando en San Miguel al Coro Universitario. Lo hicieron muy bien. A unos nos gustó más el Kyrie de Hammarström, a otros la pieza de Corrado Margutti y otros prefirieron la “Batalla de Jericho” del final. Pero la pieza de Brahms con que empezaba el concierto contaba con ventaja. Porque el arranque siempre tiene algo único que ya no pueden aportar las siguientes interpretaciones, por buenas que sean. El comienzo, cuando se pasa desde un estado sin música a verse envuelto por las voces del coro es impagable. A partir de ese momento, todo es coro.

De ahí que resulten, al menos para mí, singularmente intensas las obras en que el coro puede comenzar varias veces. Que conjugan partes donde sólo actúa la orquesta y otras en que se incorpora el coro. Porque en ellas cada cierto tiempo se vuelve a tener esa sensación del comienzo apabullante y envolvente que nos traen los coros. Y puedo concretar aún más lo que más me gusta. Pues hay, en efecto, en esas obras de orquesta y coro, unos momentos especialmente emocionantes. Cuando está trabajando únicamente la orquesta, el coro permanece sentado, escuchando. Pero llega un momento en que se levanta y se pone de nuevo en pie, porque acto seguido volverá a cantar. Y hacia ahí apunto. Porque sólo verlo incorporarse, antes incluso de que vuelvan a oírse sus voces, es una promesa que anuncia lo bueno que ha de llegar. Ese nuevo principio que al poco tiempo llega y nos inunda.

Ahí está. Y ¿qué quieren que les diga? Serán imaginaciones mías; pero tengo la impresión de que ahora mismo en la calle el coro se está poniendo en pie, y va a cantar de nuevo. ¿No lo ven?

(Foto: Momento en que se van levantando los miembros del Nuovo Coro Lirico Sinfonico Romano y del Coro Universitario Claudio Casini, con la Orchestra Roma Sinfonietta, Verona 2010. Imagen procedente de youtube.com).


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