Hoy vamos a analizar la siguiente expresión: “Siempre hay algún payaso que pasa por las plazas mayores diciendo tonterías, pero bueno, lo llevamos en el circo”.
Como se ve, consta de dos proposiciones. En la primera nos encontramos con un complemento circunstancial: “siempre”, que quiere decir “en cualquier tiempo o momento”. O sea, que si consideramos una plaza mayor, cualquiera que sea (la de Madrid, la de Quito, la de Palencia), inevitablemente habrá un payaso pasando por ella y diciendo tonterías. Quizá el lector crea haber estado en alguna plaza mayor donde no se daba ese hecho, pero debe saber que está completamente equivocado, pues habrá en ella al menos un payaso no algunas veces, muchas o casi siempre, sino siempre. Eternamente y a perpetuidad.
Es una frase impersonal, y el verbo es “hay”. Todo lo demás es complemento directo. El núcleo, naturalmente, es “payaso”, pero precedido por el determinante “algún”. Caramba, qué interesante. Porque con él nos referimos a un payaso, eso es seguro, pero sin concretar qué payaso: da igual que sea Pompoff o Thedy, Miliki o Milikito. Alguno habrá. “Que pasa [no confundir con la expresión chulesca ¿qué pasa?] por las plazas mayores diciendo tonterías” es una subordinada adjetiva, complemento del nombre. Sujeto: que. Resto: sintagma verbal. Pasa: verbo. Por las plazas: complemento circunstancial de lugar, con enlace (por), determinante (las) y núcleo (plazas mayores). Parece que vamos bien.
“Diciendo tonterías” es un complemento circunstancial de modo (una subordinada con el verbo “diciendo” y el complemento directo “tonterías”). Otra frase interesante, de contenido evidente, que todo el mundo conoce por experiencia propia. Pues sabemos que los payasos dicen tonterías, qué duda cabe, para eso son payasos. Con la cara enharinada de blanco (pierrot) o con el traje de rombos (arlequín), no hacen más que decir cosas absurdas, estupideces sin sentido para hacer reír según pasan por las plazas mayores. ¿Cómo están ustedeeeees?
Es algo más complicada la segunda proposición: “Pero bueno, lo llevamos en el circo”. “Pero” es un nexo coordinante, y “bueno” un elemento extraoracional que no quiere indicar que nada ni nadie sea bueno, pues lo mismo podía haber dicho: “pero en fin”, y tampoco querría indicar que finalizaba nada. Es más o menos para hacer bulto. Mas lo siguiente sí que tiene sustancia: “lo llevamos en el circo”. ¿El qué?: ¿las plazas mayores?, ¿los payasos?, ¿las tonterías?, ¿los payasos que pasan por las plazas mayores? Circos llevando plazas mayores no conozco muchos… Esto es complicado, y seguramente convendría alguna precisión, porque queda un tanto suelta la frase y puede dar lugar a malas interpretaciones. No obstante el análisis sintáctico parece claro. Sujeto: nosotros (somos nosotros mismos quienes llevamos en el circo lo que sea). Verbo: llevamos. ¿Se refiere a que transportamos de un lugar a otro esa cosa que no sabemos lo que es? Es posible. Complemento directo: lo. Y complemento circunstancial de lugar: “en el circo”. Y aquí me pierdo.
Quizá podría ayudarnos a entender de qué circo hablamos el hecho de que la expresión se dijo en la Plaza Mayor de Valladolid, delante de un autobús. No debajo, ni encima, ni detrás, ni dentro: delante. Quizá también fuesen de ayuda esos gestos que acompañaban a la información (pues creo que se trataba de eso, de facilitarnos una información que probablemente desconocíamos: siempre hay algún payaso que pasa por las plazas mayores diciendo tonterías). Esas risitas cómplices del propio autor y de uno de los acompañantes, como queriendo indicar algo parecido a “qué graciosos somos”. Y quizá, por último, nos ayude a entender con más precisión y profundidad el sentido último de la frase el hecho de que el autor de esta bonita expresión sea el notable vocalista, o cuentacuentos, conocido como “Alcalde de Valladolid”. Naturalmente, se trata de un apodo. Pero quizá este último aspecto sea suficiente para que lo entendamos todo, pues es probable que sólo se trate de una chulería más de este locuaz personaje. Esta vez a costa de uno de los ciudadanos a los que supuestamente representa y que con certeza le paga parte de su sueldo. Qué mundo.
(Nota: Imagen de Atlas procedente de El Norte de Castilla).
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