Honneth discute la “sociedad sin impuestos” de Sloterdijk
La polémica es de hace un par de años, y tuvo lugar en Alemania. Pero se acaban de publicar ahora algunos textos en castellano (Revista de Occidente 361, junio de 2011, artículos de Arias Maldonado y Honneth) y se ha vuelto a poner de actualidad, ahora aquí. Veamos: Sloterdijk, un filósofo de gran éxito (también en España), y que se califica a sí mismo como progresista, publicó un artículo titulado “La revolución de los donantes” en el que reclamaba la supresión de la obligación de pagar impuestos. Así, lisa y llanamente. Su idea parte de considerar al Estado social (el “Estado Impositivo”) como un ladrón que quita a los ricos lo que se merecen y, como consecuencia de “las fuerzas descomunales del resentimiento social”, se dedica a despojarlos injustamente. Con lo que se impide “una articulación más noble de la comunidad política” (Arias).
So pretexto de preservar la paz social se ha configurado –continúa el artista- una “cleptocracia de Estado” que “confisca la mitad de sus ingresos al segmento productivo de una sociedad en nombre de la otra mitad, convirtiendo el impuesto sobre la renta en un instrumento de explotación al revés”. En consecuencia, y para evitar que la sociedad contemporánea se convierta en “una sociedad de pedigüeños”, propone Sloterdijk la abolición de la fiscalidad obligatoria: “¿Es que no sería más digno y psicosocialmente más productivo quue estas contribuciones no se obtuviesen mediante la imposición fiscal, sino como una donación voluntaria que los contribuyentes activos hacen a favor de lo común?”. Curioso, ¿verdad?
La respuesta no tardó en llegar, de la mano de Axel Honneth, un discípulo de Habermas con energía y claridad de ideas. Su artículo (“Fatales profundidades desde Karlsruhe”) es contundente desde la primera línea: “Bajo una crítica del resentimiento copiada de Nietzsche se ocultaba su propio resentimiento”, pues se trata de un autor con tal “pobreza intelectual” que “le deja a uno sin habla”. Rechaza punto por punto todo lo que dice, rechaza todos sus libros (salvo los primeros, es cierto), y aunque reconoce que “no le falta la capacidad de crear metáforas”, considera que “viola las normas de la honestidad intelectual” y nos entrega “un disparate” atribuible “a una mezcla de ignorancia histórica y ligereza teórica”.
Escrito en un tono sarcástico defiende con enorme contundencia el Estado social y los derechos consagrados en las constituciones democráticas. “No hizo falta que el resentimiento, la envidia o la codicia impulsasen a los integrantes de las capas menos favorecidas a comprometerse con una redistribución económica de arriba abajo; sólo fue necesario aplicar resueltamente unos principios ya establecidos y compartidos por la burguesía, a las condiciones imperantes para que la concentración de riqueza en manos de unos pocos fuese vista como una injusticia, lo que hacía que uno se sintiese llamado a la resistencia moral”.
Pero el final es inquietante. Al recordar que se trata de un intelectual “que los medios adoran, la opinión pública venera y recibe todo tipo de recompensas de las instituciones académicas”, que “hace poco” fue invitado a dar una conferencia en una sede del mismísimo SPD (el partido socialdemócrata alemán), Honneth se pregunta: “¿Será posible que sólo unos pocos estén empezando a preguntarse si nuestra cultura democrática no habrá alcanzado ya un grado de alegre irresponsabilidad, superficialidad y charlatanería que menoscaba sus principios?”.
(Imagen: Axel Honneth, en una foto procedente de darmendramus2.blogspot.com)
1 comentario