Dentro del programa de contactos que estamos manteniendo con distintas asociaciones e instituciones de la ciudad para diseñar el programa político municipal de los próximos cuatro años, ayer visitamos los centros de Atención Social e Integral de Empleo de Cáritas, que recorrimos con sus responsables.
Conocíamos la labor que hace Cáritas a grandes rasgos, pero queríamos profundizar en el conocimiento de las formas de apoyo que se realizan desde esta institución con los más pobres y desprotegidos (con los “últimos ciudadanos” de la sociedad). Una labor que, a la vista de sus Memorias anuales, es amplia y diversa, y abarca la mayor parte de los campos del trabajo social. También nos interesamos, naturalmente, por los mecanismos de coordinación con los CEAS municipales, el establecimiento de trabajo conjunto y el seguimiento coordinado de los casos que atienden. En ambos centros se ha vieron con cierto detalle los trabajos realizados en los programas de inserción sociolaboral, de personas sin hogar y de inmigrantes, ya que se trata, si dejamos aparte el de acogida, de los programas de Cáritas en que se atiende a un mayor número de personas (varios miles). Ayer decíamos que valoramos especialmente el trabajo de esta institución, por entenderse como una “fuerza de choque” que atiende a personas en situaciones muy difíciles y a veces desesperadas que, por las razones que sean, no encuentran refugio en la administración pública.
Se trataba de una visita especialmente significativa, ya que venimos planteando el programa centrado en la solidaridad, y más aún en estos tiempos, donde las cifras de desempleo prolongado, pobreza femenina o jóvenes expulsados del mercado laboral son alarmantes. Se preguntó a los responsables de Cáritas, por último, en qué aspectos debería intensificar su labor la ciudad con estas organizaciones para colaborar mejor en su trabajo social. Fue una visita muy interesante, sin duda.
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