Hoy, en el Miguel Delibes, la asociación El Puente ha conmemorado sus 30 años «de lucha por la salud mental».  Su equipo directivo, sus 60 profesionales y las personas atendidas (más de 1.000 al año) tenían motivo de celebración. Creo que pueden señalarse algunas cuestiones.

1ª. 30 años. Lo que significa haber cumplido durante tanto tiempo un deber autoimpuesto, desde 1991, proporcionando apoyos para la vida más autónoma de las personas con enfermedad mental. Muchísimo tiempo.

2ª. La personas. Porque la entidad persigue mejorar la calidad de vida de quienes sufren problemas de salud mental y la de sus familias. «Trabajamos desde un modelo social, en el que las personas son las únicas protagonistas de sus propias vidas”, ha explicado la presidenta, Raquel Barbero.

3ª. Su salud. Porque la salud mental es necesaria para desarrollar las capacidades individuales y relacionarse satisfactoriamente. Sabemos bien que las crisis de los últimos años han agravado patologías mentales y debilitado las defensas de los más vulnerables.

4ª. No solo salud: también sentido. Desde hace siglos nos esforzamos por hacer de nosotros mismos nuestro propio destino, y sacar lo mejor de cada uno. Un objetivo que también persigue El Puente para las personas que apoya.  Y así, en el Área de promoción de la autonomía personal e inclusión social fomentan un mayor grado de autonomía personal a través de intervenciones grupales e individuales. Para que las personas con problemas de salud mental puedan alcanzar su proyecto de vida.

5ª. Y para todo ello: sigue siendo más necesario que nunca continuar trabajando, y reforzar los programas en marcha (varios con las Concejalías de Servicios Sociales y de Participación). Frente al miedo y el estigma social. Con el reto de «humanizar la salud mental, de luchar contra el estigma, de dejar de estar ignorados y silenciados en la sociedad, el reto de romper con la marginación de la asistencia a personas con problemas de salud mental».

6ª. Porque también el Puente, no lo olvidemos, hace barrio (en Tajahierro: su presencia en Girón es impagable) y El Puente hace ciudad. Sensibilizando, además, a la población general sobre la importancia del voluntariado.

Y 7ª. Otra vez los 30 años. Hay que dar las gracias a la asociación por estos 30 años. Por contar ya con la experiencia de estas tres décadas. Por estar ya muy experimentados. Pero también por saberse jóvenes. Todavía es una asociación joven. Con muchas décadas más, por delante, para seguir trabajando. Gracias, por lo que ha sido y por lo que será.

(Imagen: de la web de El Puente: elpuentesaludmental.org).