Blog de Manuel Saravia

Nacionalismo

Advertía Bauman que tanto la nación como la familia son “soluciones colectivas al tormento causado por la mortalidad individual”. Pues “ambas transmiten el mismo mensaje: mi vida, por breve que sea, no es en vano ni carente de sentido si, a su modo y en pequeña escala, ha contribuido a la duración de una entidad mayor que yo mismo y que antecede y sobrevivirá a mi propia vida. Esa contribución es la que otorga un papel inmortal a una vida mortal. Y así la muerte resulta menos siniestra. Moriré, pero mi nación y mi familia perdurarán, en parte porque yo he cumplido con mi papel. Diluye los efectos devastadores de la conciencia de la propia mortalidad”.

Pero en la actualidad “esas totalidades han perdido su capacidad de conferir sentido”. Y muchos ven la muerte “ante la benévola indiferencia del universo” (la última frase es de Camus; y el resto de las citas son de Bauman, En busca de la política). El desgarramiento de la solidaridad social y, con ella, de las “estructuras de eternidad que trascienden la vida individual” han dejado al individuo “aislado en el miedo a su propia e irreversible desaparición. La función dadora de sentido de la comunidad nacional cayó por la borda”. Y si éste es el punto de vista del ensayista polaco, no seré yo quien le contradiga.


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