Blog de Manuel Saravia

Lluvia

¿Por qué serán tan atractivos los cuadros y las fotos de las ciudades tras la lluvia? ¿Por qué es tan fotogénica la lluvia? Mi hipótesis (elemental, por otra parte) es ésta: porque en ella va la vida. Porque la lluvia es la frescura que se apropia de la ciudad entera. Y nos dice Bachelard que la “frescura es una fuerza de despertar”. Que la frescura de la lluvia en la cara, o la que sentimos “al lavarnos las manos en un arroyo (…) se vuelve rápidamente (en) la frescura de la primavera. A ningún sustantivo puede asociarse con mayor fuerza el adjetivo primaveral que al agua (…). La frescura impregna a la primavera mediante sus aguas resplandecientes: valoriza toda la estación primaveral”.

Hace unos años un periódico hizo una encuesta y concluyó que la canción Águas de Março, que escribió en 1972 Tom Jobin era la mejor canción de Brasil de todos los tiempos. La letra es curiosa. Se refiere a esas “lluvias de marzo” que marcan el cambio de estación (aunque se trate del hemisferio Sur) y que se llevan por delante todo lo inservible, lo roto, los disgustos, los signos de muerte. Lluvias que proporcionan alivio y marcan el comienzo de una nueva estación. La canción posee una indisimulada simbología. Y por eso repite una y otra vez que con las lluvias primaverales nos llega también “una promesa de vida en nuestros corazones”. Que con “la lluvia lloviendo” llegará también “el fin del hastío”.

En fin. La lluvia, la primavera, la frescura, el alivio, el fin del hastío, la promesa de una nueva estación. ¿Alguien dijo aguas de marzo o en realidad quería decir aguas de mayo, del 24 de mayo, más exactamente?


Dejar un comentario